🌙 | 33 | Yoon

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Capítulo XXXIII
Yoon

  

Jimin no dejaba de mirar receloso la jeringa con la que el profesor Kim extraía su sangre.

Muchas veces, Namjoon le había recomendado que sí le tenía miedo a las agujas mirara para otro lado, pero Jimin era masoquista y veía todo el proceso hasta que terminara.

Desde niño se había sometido a esta clase de exámenes médicos junto a Moon, por lo que ya estaba acostumbrado, pero ahora se habían vuelto más frecuentes a causa de los últimos acontecimientos.

—En horas de la tarde tal vez tenga los resultados —Le informó Namjoon quitando la liga que apretaba su brazo—. Ahora, creo que deberíamos reconsiderar en serio la idea de ponerte un rastreador, Jimin.

—¿Y tenerme vigilado como convicto? Paso. —El pelinegro se negaba a que colocaran en su cuello un collar como a Moon—. Creo que está mejor la idea de encadenarme a la cama. De hecho, ya tengo las cadenas y grilletes. Empiezo está noche.

—Sí tú lo dices... —El Beta suspiró negando y se alejó para dejar en su escritorio el tubo de ensayo sobre la rejilla.

La noche anterior Jimin había tenido otro episodio de pérdida de conciencia. Su lobo había tomado el control de su cuerpo mientras dormía y había salido de la casa frenético, destrozando todo a su paso. Seokjin había que tenido que intervenir cuando escuchó qué las cosas a su alrededor se caían y salió detrás de él para noquearlo antes de que llegara a la Aldea y comenzara a destruirla otra vez.

Nadie entendía porque el lobo del Pseudo-Omega era así, pero lo que sí era seguro es que estos episodios iban empeorando.

Namjoon aún no había podido descubrir la causa del raro comportamiento del lobo de Jimin, pero esperaba descubrirla pronto ahora que Moon no estaba y toda su atención se enfocaba en el chico.

—Moon aún no ha llamado...

Seokjin se lamentó con expresión triste mientras se cruzaba de brazos sobre la mesa y apoyaba su cabeza sobre estos mirando fijamente el teléfono.

Namjoon puso los ojos en blanco y siguió como sí no lo hubiera escuchado.

Su amigo y líder se había sumido en una pequeña depresión desde que Moon se fue y vivía pegado al teléfono desde entonces, esperando señales de vida por parte de la Pseudo-Alfa.

—¿Le habrá pasado algo malo?

—Sí le hubiera pasado algo malo ya nos habríamos enterado. —Le dijo cansado de repetirle lo mismo—. Recuerda que cuando capturan a uno de nosotros o cuando asesinan a uno de los Lobos, las demás manadas lo celebran casi con fuegos artificiales.

—Lo sé... —El Alfa suspiró—. Por eso tienes que terminar el suero rápido. ¿Cómo vas?

—Voy por el suero número dieciocho, pero sin éxito. —respondió apenado—. Por otra parte, logré sintetizar una nueva niebla venenosa para reforzar la del bosque. Espero que eso evite un poco que los cazadores sigan invadiendo.

—Nos terminarán extinguiendo a este paso...-

Tres golpes a la ventana de su costado lo interrumpieron y Seokjin frunció el ceño mientras de levantaba e iba a ver quién era. Jimin y Namjoon también fueron detrás del Alfa y se echaron para atrás sorprendidos al ver un gran Lobo Blanco de dos metros parado junto a la puerta.

A Namjoon casi le daba un infarto y se llevó una mano al corazón mientras que Jimin también se había puesto pálido.

Muy pocas veces, los grandes lobos salvajes que habitaban el Bosque Prohibido subían a la montaña, y aunque ellos no eran peligrosos ni atacaban a la gente de la Aldea, si preferían quedarse un poco apartados de las personas.

𝑷𝒔𝒆𝒖𝒅𝒐-𝑨𝒍𝒑𝒉𝒂 | ᴷᵀᴴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora