🌙 | 10 | Sierra Nevada

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Capítulo X
Sierra Nevada

    

La manera de conducir de Miyoung solo podía ser descrita de tres maneras: Desquiciada, sin control y para nada segura.

Había una razón por la que su esposo no la dejaba conducir y era esta, Jeon Miyoung no sabía manejar con cuidado ningún tipo de vehículo. Sabía lo básico, y eso era pisar el acelerador hasta el fondo y mantener lo más estable posible el volante para no terminar saliéndose de la carretera. Incluso su manera de sujetar el volante era peligrosa, en una posición encogida sobre el mismo que resultaba dolorosa a la vista.

De vez en cuando, y para empeorar la situación, apartaba varias veces la mirada del camino para verificar los asientos traseros, allí donde Moon reposaba cubierta solo por una manta mientras temblaba a causa de la fiebre.

Su pequeña había vuelto a la normalidad luego de haberse quedado inconsciente a mitad de camino, y Miyoung o sabía si eso era bueno o malo. Estaba preocupadísima y por eso iban en busca de la única persona que conocía que podría ayudarlas.

Cuando Moon había cambiado de forma a ese gran lobo blanco, Miyoung había entrado en pánico. No era para menos, había salido de la habitación por apenas unos minutos para encontrar un gran lobo en el lugar donde había dejado a su hija. Ella comenzó a sudar frio y temió por su vida cuando el lobo comenzó a dar largas zancadas hacia ella pero luego el animal se echó al suelo, retorciéndose de dolor y solo entonces, Miyoung fue consciente de que solo se trataba de su hijita transformada en ese enorme animal. El segundo pensamiento racional que formulo fue sencillamente:

Cambiaformas.

Su mente viajó a aquellos seres que por alguna razón inexplicable, podían adoptar la forma de su lobo interior y manifestarla a su voluntad.

Se suponía que esas criaturas no deberían existir en este mundo debido a su naturaleza salvaje e impredecible. Esta clase de lobos, eran violentos, fáciles de enojar y prácticamente una bomba de tiempo andante porque nunca se sabía cuándo podían cambiar de forma y destrozar todo a su paso.

Eran peligrosos y una amenaza para las comunidades, por eso ningún cambiaformas era dejado con vida luego de que se presentaba. Casi todos fueron cazados y aniquilados tan pronto eran descubiertos por su manada, porque era mejor eliminarlos siendo niños que adultos.

El padre de Miyoung había sido un gran cazador de estos lobos. Lo tomaba como un deporte y disfrutaba despellejarlos en su forma animal, ya que su pelaje, blanco y puro como la nieve, era tan suave y resistente que se usaban para crear abrigos y chalecos protectores.

De cierta manera, la Omega respiraba aliviada porque su padre ya llevaba años muerto.

Sí hubiera vivido lo suficiente para ver a su nieta convertida en uno de los seres que tanto juró extinguir, ahora estaría junto a su esposo buscando la manera de deshacerse de Moon sin que la manada se enterara. Porque sí, Jeon Jungsuk también odiaba a muerte a los cambiaformas, y el descubrir que su hijita era uno de ellos sería una desgracia y deshonra para él.

—Mamá...

Miyoung reaccionó al llamado de su hija y giró su cabeza para verla. Moon se había despertado y ahora miraba a su alrededor con confusión. La Omega rápidamente acaricio su cara, alejando algunos mechones y colocándolos detrás de su oreja. Su temperatura seguía alta pero al menos ya había despertado.

—¿Cómo te sientes, amor?

—Mareada... cansada. Aún me duele el- ¡MAMÁ! —Moon saltó precipitadamente sobre el asiento y dobló el volante hacia la izquierda evitando que se estrellaran—. Mamá mantén los ojos al frente, por favor.

𝑷𝒔𝒆𝒖𝒅𝒐-𝑨𝒍𝒑𝒉𝒂 | ᴷᵀᴴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora