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Dos años después.
Londres, Reino Unido.

¿Alguna vez creíste que dar rienda suelta a tus fantasías te resolvería la vida? Pues yo sí. 

Y si soy sincera, aunque no me resolvió la vida, sí que he sido feliz a mi desastrosa manera.

Dos años y siete meses después, mi vida sigue siendo un caos sin Ruggero. Pero, he aprendido a vivir con la idea de que he conocido al amor de mi vida pero que no llegó a mi vida para quedarse.

Por supuesto he seguido buscando a mi alma gemela. Es chicos... Y chicas.

Y con orgullo puedo decir;

El amor es un asco, he olvidado lo que es tener buen sexo y quiero morirme.

¿Eso qué significa? Bueno, es obvio. Significa que me quiero morir.

Abrocho mi sostén en la parte de adelante y me pongo la blusa antes de dejar la toalla colgada en su lugar.

Salgo del baño mientras desordeno mi cabello con mis dedos. Le sonrío a Carla que sentada en la cama, me dice;

—¿Te volveré a ver?

Sonrío.

Me he acostumbrado a escuchar esa pregunta más seguido de lo que debería. Y por eso solo sonrío y busco mi bolso en la mesita de noche.

Me detengo cuando se pone frente a mí, me besa y correspondo su gesto hasta que se aleja y poniendo un papel en mi escote, dice;

—Llámame, me encantaría volver a verte.

Asiento, ella se aleja y vuelve a la cama mientras yo salgo de la habitación.

Abandono el hotel y sonrío cuando diviso a cierta persona esperándome apoyado en el auto. Choco los cinco con él mientras recojo mi cabello con una pinza.

—¿Y Valentina?

—En el hotel, está rendida. —musita mirando a mis espaldas.— ¿Era un buen chico? ¿Guapo? ¿Igualaba a mi amigo? Por supuesto que no lo igualaba, nadie como Ruggero.

—Parece que el enamorado eres tú, Agustín. —resoplo sacando mi teléfono para retocar mi labial.— Y no, no era un chico, era una chica.

—Pero qué tremenda eres.

Me río, la puerta del auto se abre y emocionada chillo lanzándome a sus brazos.

—¡Chuchito de mi vida!

Me sostiene de la cingura evitando que caiga, Agustín rueda los ojos superando que él es mejor. Y es que, digamos que él y mi mejor amigo no se llevan nada bien.

Hay tantas cosas que pasaron y no he contado todavía.

Pero creo que todo tiene una secuencia así que voy a intentar seguirla.

El día que Ruggero me dejó en el edificio de mamá, me sorprendió saber que Agustín recibiría el año nuevo con nosotros. Por supuesto ese día no hice ni pregunté nada.

Almas Que Si Son Gemelas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora