-Cuídate, ten un excelente día, mi amor.
-Y ustedes, muñeca. -besa mi frente.- Te amo un montón.
-Te amo mucho más que ese montón. -beso sus labios.- ¿Vendrás a comer?
-Si no llego hasta la una, come tú. -susurra besando mi mejilla.- Pero por ahora, vete a dormir antes de que Matteo despierte.
Asiento alejándome del abrazo, beso sus labios una última vez y dejo que se aleje caminando hacia la puerta mientras yo vuelvo a la habitación pasando por la de Matteo primero.
Le tomo en brazos y le llevo conmigo a la cama en dónde le acuesto poniendo una barrera de almohadas en el lado de su padre.
Enciendo la televisión, pongo una película de dibujitos e intento volver a dormir.
Había extrañado eso de levantarme a prepararle el desayuno a Ruggero antes de volver a la cama. Es solo que ahora lo hacemos con una mini versión nuestra durmiendo en su cuna.
Esa mini versión que a las ocho se despierta y no me deja seguir durmiendo.
Aunque hoy es la excepción pues duerme hasta las nueve y media. Y eso que no despierta por voluntad propia.
En realidad termina despertando porque escuchamos el sonido del timbre indicando que alguien acaba de llegar.
Dejo a Matteo muy bien asegurado con una barrera de almohadas antes de levantarme a abrir.
Me emociona que sean las cajas del aeropuerto así que los dejo pasar y hacerme el favor de dejar todo en la mini habitación que elegimos para todas esas cosas.
Cuando se marchan, el llanto de mi bebé llama mi atención. Subo a verle comprobando que si tardaba dos segundos más, se caía de la cama.
-¿Por qué te mueves tanto, eh? -musito besando su pequeña mejilla.- ¿Tienes hambre, mi amor?
Bosteza y mueve sus manos, me siento en la cama para poder alimentarle en una posición más cómoda.
Y entonces mi día comienza.
Después de alimentar a Matteo y de cambiarle, bajé con él al primer piso para comenzar a ordenar.
Así que mientras él ve videos de animales, yo trapeo el primer piso.
Lo único que detesto de tener un hijo es que ahora tengo que trapear mucho más seguido. Y más ahora que curiosea con todo.
Volvemos a subir esta vez al segundo piso para arreglar y trapear antes de sacar la ropa sucia y llevarla arriba para ponerla a lavar.
Matteo juega con su osito en su sillita y no deja de mirar todo lo que hago riéndose cuando algo se cae o simplemente llama su atención.
Una semana aquí y ya armamos toda una rutina.
Da el medio día cuando comienzo a cocinar aún sin tener la seguridad de si Ruggero va a venir o no. Y aunque al final no llega y envía un mensaje disculpándose porque aún no sale de su reunión, yo disfruto de la compañía de mi hijo.
Para las tres de la tarde, estamos en el jardín jugando y haciendo sus ejercicios de estimulación.
Y a las cuatro, cuando comienza a hacer frío, volvemos a entrar.
Se come una papilla de banana antes de bañarse y quedarse dormido. Así que le llevo en su cuna movible a la habitación que me dedico a decorar a mi gusto tal y como Ruggero me dijo que lo hiciera.
Dijo que tenía control creativo se todo.
Y a mí me gustaba como estaba antes así que intento recrear la versión de New York.
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Almas Que Si Son Gemelas
FanfictionLa vida es más sencilla cuando aceptas que no todos los príncipes azules aman a una sola princesa.