—¿Sigues molesta conmigo?
Ruggero se sienta en el borde de la cama mientras yo me acomodo para dormir. No respondo.
Le dije que no tocaríamos el tema si él decía que no, ¿Qué hace entonces?
¿Qué quiere?
Me acomodo de lado, apago la luz de la lámpara y me acomodo dispuesta a por fin dormir lo que nos quede antes de partir.
—Karol...
—Ay, cómo jodes, Ruggero. —bufo cabreada.— ¿Qué quieres?
—Sigues molesta conmigo. —confirma.
—No, no lo estoy pero es que en serio jodes. —casi grito.— No vamos a volver a tocar el tema en lo que te quede de vida. ¿Feliz?
—¿Por qué te enojas? ¿Porque ya no vas a poder tener sexo con Agustín?
—Sí, ajá.
Le ignoro por completo. No quiero tener esta discusión. No tiene sentido.
Y si él quiere hacerlo, si él quiere joderse solo, pues que lo haga.
Yo no tengo problema alguno.
A mí me da exactamente igual.
Estoy cansada. Lo único que quiero hacer es dormir, no hablar de cómo él cree que estoy molesta porque no voy a tener sexo con Agustín.
Lo que me molesta es que siga tocando el tema cuando claramente le dije que no hablaríamos de esto.
¿Tan difícil es entender?
—Me molesta porque...
—Ruggero, ya te dije que te calles. —le pido.— No volveremos a tocar el tema. Se acabó.
—Pero es que yo... —cubre mi boca cuando voy a hablar.— Yo quiero hacerlo, pero no ahora. No cuando he pasado tres años lejos de ti y no he tenido la oportunidad de tocarte o besarte.
Me quedo en silencio pensando en todo el trasfondo de la frase. Realmente estoy pensando en si me enojo o no por lo que acaba de decir.
Pero mi mente está en blanco. No sabía que eso le importaba tanto.
Pero aún así suspiro, me doy la vuelta y centro mi atención en él antes de decir;
—Por Dios, Ruggero. ¿Te estás escuchando? —me río abrazándole con fuerza.— No lo puedo creer.
—Me odias, ¿No es así?
—No te odio, genio. Solo me cuesta entenderte. —confieso besando su hombro.— En fin, descansa.
—¿No vas a decir nada al respecto?
—Mi posición no cambia, no hablaremos al respecto y ya está. Es todo.
—Pero...
—Pero nada, no es no, cielo.
—¿Cielo?
—Shh. —pongo mi dedo sobre sus labios.— Tan solo disfrútalo.
—¿Disfrutar qué?
No respondo, he entrado a un lapso de sueño solamente. Y eso me resulta fascinante porque por fin puedo ser feliz.
Despierto exactamente a las nueve de la mañana, con Valentina tocando la puerta insistentemente porque nos tenemos que ir. Pero el solo sentir el brazo de Ruggero rodeándome con fuerza me hace feliz así que apenas y me muevo.
Pero una hora después, el momento se acaba y todo el mundo está subiendo sus cosas a los taxis.
Nos tenemos que ir.
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Almas Que Si Son Gemelas
FanfictionLa vida es más sencilla cuando aceptas que no todos los príncipes azules aman a una sola princesa.