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Karol S.

—Agustín ya. —me río cuando entramos a su departamento y él me pellizca la espalda.— No puedo creer que en serio se lo dijiste.

—A ver, derecho a reclamar no tiene. —toma mi abrigo dejándolo en el perchero.— Solo dije la verdad.

—Es que, ¿Qué clase de estúpido le dice a su mejor amigo que se va a coger a la ex la noche de su cumpleaños? —me dejo caer en el sillón.—

—Ay pero no lo digas así que se escucha feo. —se deja caer a mi lado.— No uses ese término para definir lo que haremos.

—¿Y qué término uso entonces? —relamo mis labios.— ¿Hacer el amor?

—Dios, que ridícula eres.

Le empujo totalmente ofendida, él se ríe.

Evidentemente, nos estamos tomando esto con humor.

Y es que, ¿Qué pasó después de este mes y medio separados? Bueno, dos meses casi.

Hablábamos por mensaje. Y, hace unos días que tuve que volver por trabajo, estábamos bebiendo vodka mientras escuchábamos música.

Comenzamos a hacernos confesiones...

Y en esas confesiones él admitió que siempre sintió atracción sexual hacia mi. ¿Y cómo reaccioné yo?

¡Evidentemente brinqué de la felicidad porque yo también la sentí desde que le conocí!

De hecho, él fue el primero de sus amigos en gustarme. Es que es guapísimo.

Estuvimos a punto de besarnos pero la moralidad va primero así que no, no lo hicimos.

Pero después, cuando caímos en cuenta de lo que hicimos, llamamos a la mediadora; Valentina.

Quién por cierto se empezó a reír en nuestras caras y nos dijo algo que nunca vamos a olvidar;

Al carajo, todos somos seres sexuales. ¿Eso de los sentimientos qué? El que tenga miedo a morir que no nazca.

Ya sé, carece de sentido, pero básicamente nos retó. Y yo nunca pierdo un reto.

Así que si, después de eso volví a casa, seguimos hablando por teléfono, los chistes comenzaron a ser de doble sentido, ahora nos decíamos directamente lo que el uno causaba en el otro...

Y la cosa escaló a más cuando involucramos las benditas fotos...

Y bueno, no hay que ser un genio para adivinar que después nos confesamos que si no matamos esta tensión, no vamos a ser felices y una cosa nos llevo a la otra.

Lo que comenzó mediante llamadas, mensajes y fotos, va a terminar en esto. Aquí y ahora.

¿Que sí estoy feliz? Vamos, hasta la pregunta ofende.

—¿Sabes una cosa? —se pone de frente para mirarme.— Necesito saber si es cierto.

—¿El qué? —le miro también.

—Necesito comprobar si ese lunar en verdad existe.

Puedo jugar que toda mi cordura se desvanece y las sensaciones se concentran en una sola zona mientras su mano va a parar a mi muslo, justo debajo de mi vestido.

Almas Que Si Son Gemelas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora