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Karol S.

—¿Estás segura de esto?

Volteo hacia Valentina, ella sonríe.

—Si, te ves hermosa y por supuesto tienes que salir así. —me señala.— Te comería si tan solo me gustaran las mujeres.

—No sé, es que no es mi estilo.

—Karol, por supuesto que no es tu estilo pero ese es el chiste, salir de la zona de confort.

—Ya, pero... ¿Con esto?

—¡Karol, ya!

Se pone de pie, acomoda los mechones de cabello que caen por mi frente para darle un aspecto desordenado a mi coleta y sonrío. Ella me pone frente a espejo.

—Mírate. Estás hermosa.

Suspiro sin dejar de mirarme al espejo. Tuerzo el gesto mientras aliso mi falda con mis manos.

He usado faldas, pero siento que esta está muy corta, además de que las mallas no cubren nada, es un poco incómodo.

La blusa escotada me gusta, pero a la vez me pone incómoda que mi espalda esté básicamente desnuda si no fuera por el tejido que sujeta la blusa. Y bueno, mi maquillaje no es dulce y colorido como normalmente es.

Valentina se ha empeñado en maquillarme con un delineado ciertamente lindo e impresionante. Y bueno, el delineado negro en la parte de abajo me gusta.

Ah, y no podemos olvidar las piedritas que puso al final de mi delineado.

En conclusión, cambió mi estilo por completo.

Lo único que dejó de mi son los tacones con cintas que ahora mismo están sujetos a mis muslos.

—Nos están esperando para almorzar. ¿Vamos?

Asiento, ella se deshace de su bata y suelta su cabello despeinándolo un poco.

Ah bueno, es que ella se ve hermosa como sea. Pero es que hoy se lució.

—¿Nos vamos?

Asiento alisando mi falda con nerviosismo.

Si cambio la falda por un pantalón me seguiré viendo genial, ¿Por qué no?

—Ni se te ocurra. —me advierte señalándome después de adivinar mis intenciones.— Por Dios. Solo disfruta de lo linda que estás.

Soltando un nervioso suspiro asiento y decido seguirla.

Estamos en la playa, debería disfrutar de lo bonito que me veo. Digo, es que sé y siento que soy preciosa, pero, juro que el nerviosismo puede conmigo.

Digo. Es que cuando me miran siento que algo va mal conmigo. Y lamento eso. Pero no lo puedo cambiar.

Ingresamos al lobby del hotel, me sostengo del brazo de Valentina mientras caminamos hacia los chicos que ya nos esperan.

Melanie me sonríe emocionada.

—¡Te animaste a usarlo! Que bonita te ves. —me abraza.

—Me siento incómoda. —admito causando su risa.

Almas Que Si Son Gemelas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora