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Semanas Después.

Las cosas que pueden cambiar cuando eliges buscar la solución me impresionan. Lo logramos.

O bueno. Lo estamos logrando.

Y con esto por supuesto me refiero a que Ruggero y yo hemos aprendido a convivir con el otro como antes. Y aunque es un poco caótico en ocasiones, estamos logrando hacerlo de la mejor manera.

Y todo por el beneficio de nuestro bebé.

No miento cuando digo que nos ha costado porque diablos, sí que lo ha hecho.

Es normal que en ocasiones terminemos discutiendo, pero hemos aprendido a manejarlo. Y ahora todo ha mejorado y para bien.

En ocasiones toma las clases de pintura conmigo. Y es divertido sobre todo.

Brandon, mi maestro, es muy guapo y amigable. E incluso he tenido el valor de decirle a Ruggero, con el terapeuta de mediador, claro, que me gusta.

Y es que, Brandon es en serio una persona tan pacífica que sería imposible que no llame la atención.

Diría que Ruggero y yo ya entendimos la lección, ya estamos preparados para hacer las cosas bien. Y eso me sabe bien.

Al final, Sandra se terminó llevando a Antonella a Italia. Y eso por supuesto significa que Ruggero y yo nos quedamos solos.

Pero, lo estamos haciendo bien.

Ya no discutimos tanto, ya nos tomamos las cosas con calma, ya somos capaces de convivir juntos.

Lo que me lleva a hoy, tenemos la ecografía de revelación y estoy ansiosa porque bueno, sea lo que sea que me digan que sea, estaré feliz.

Y es que en los últimos días he dudado un poco. No sé si quiero un niño o una niña.

Simplemente quiero tener a mi bebé conmigo.

Sin importar el sexo.

—¿Ya estás lista?

—Por Dios, hombre. —me quejo bajando los escalones que me faltan.— Dame un respiro, llevas apurado desde ayer.

—Es que estoy emocionado. Es justo. —se justifica tomándome de la mano.— Apúrate.

—Ruggero, tenemos cita a las once, que me apures no cambia que apenas son las nueve y media. —bufo rodando los ojos.

—Que mala.

—Que intenso.

Cierro la puerta del departamento y guardo las llaves en mi bolsillo mientras él ansioso suspira.

Está emocionado desde ayer en la noche así que ya me doy por vencida. No voy a poder calmarle hasta que sepamos el sexo del bebé. Nuestro bebé.

La razón por la que decidimos salir adelante y olvidar nuestras diferencias.

Si hasta nos pedimos perdón en la terapia. Y por primera vez sentí que estaba siendo sincera con él mientras le decía que si, que le perdonaba.

Y bueno, ahora todo va muy bien. Tanto que comienzo a dudar de nuestra capacidad.

¿Nos estamos quedando sin la fortaleza para discutir? Eso es grave.

Cuando llegamos al doctor, el reloj apenas marca las diez de la mañana. Y eso significa, obviamente, que llegamos muy pronto y le hago todo un drama a Ruggero porque tranquilamente pude dormir una hora más.

Estoy furiosa.

Nos quedamos esperando y jugando piedra, papel o tijera hasta que la suerte nos sonríe y una cita es cancelada así que nosotros vamos antes.

Almas Que Si Son Gemelas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora