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Me recojo el cabello mientras Ruggero besa mi hombro desnudo, le sonrío a través del espejo.

Hoy iremos al banco para abrir la caja fuerte de la abuela y estoy nerviosa porque aunque el día de la pelea Federico no nos dió ni una pista, sé que algo grande se avecina.

Es más que evidente.

—¿Cuando salgas del banco podemos ir a comer en el restaurante que te dije?

—Si, mi amor. Te envío un mensaje cuando esté por salir y nos vemos ahí.

Asiente, me doy la vuelta para besar sus labios y tomo mi abrigo antes de salir.

Tengo muchas expectativas respecto a esa caja fuerte.

Espero encontrar oro y joyas. Todas las cajas fuertes de los ricos tienen esas cosas.

Y resulta que la abuela era rica. Muy rica.

Y sin trabajar.

Que envidia.

Federico me recoje en su nuevo auto, bueno, el mismo de siempre pero ahora es suyo, eso es nuevo.

—¿Estás lista para descubrir lo que hay ahí?

—Estoy ansiosa. —confieso.— Ya quiero ver las joyas más preciadas de la abuela.

Él se ríe. Acelera un poco y mi destino se ve cada vez más claro.

Pido los collares y anillos.

Cuando llegamos al banco, Federico hace el procedimiento requerido mientras yo le echo un vistazo a todo.

Me siento en la película de un millonario con tanto procedimiento.

Finalmente nos guían hacia una puerta del gran banco y mi boca se abre con asombro en cuanto entramos.

Esto no es una caja fuerte.

Es una habitación entera.

—¿Quieres abrir tú?

Asiento tomando la llave de la pequeña puerta blanca, la abro y sonrío cuando por fin encontramos la bendita caja fuerte.

—Creí que encontraríamos dinero. —admito viéndole poner la combinación en la caja.— La abuela tenía secretos millonarios muy bien escondidos.

—Y aquí está.

La caja se abre, no hay oro o joyas.

Me cruzo de brazos.

¿Ya ahora qué hago entonces? ¡Nos robaron las joyas!

Federico saca todos los papeles que hay dentro de la caja y volvemos a la habitación para sentarnos en la mesa de la mitad.

Estoy nerviosa y muy, muy ansiosa.

—Son las escrituras de todo lo que le dejaron a tu abuela.

—¿Escrituras?

—Y papeles que certifiquen que ella era la dueña y así. —hace un ademán.— Me dijo que sí te contó que tuvo un viejo amor.

—Ah si, lloré porque pensé que terminaría igual que ella.

—Ya, pero es que ese viejo amor siempre estuvo presente en su vida.

—¿Si?

—Eran amantes. —musita y jadeo sorprendida.— Él murió antes que tu abuelo, y le dejó esto.

—¿Pero qué es? ¿Más casas?

—Una isla artificial.

¡¿Una qué?!

Almas Que Si Son Gemelas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora