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Me llevo la pajita de mi batido a los labios mientras veo a todo el mundo desayunar en familia, pareja, o solos, como yo. Y aquí estoy...

Suspiro profundo mientras reviso mi teléfono una vez más. Hoy nos vamos.

Y eso ha sido un poco incómodo porque después de todo, no se siente bien saber que causaste una discusión entre tu ex y su preciosa novia. Y juro que no fue intencional.

Yo solo quería decir la verdad. ¿Cómo iba a saber yo que ella no sabía que su novio es mi ex?

Yo creí que sí sabía que compartíamos al mismo amor de nuestras vidas. Pero ya qué, solo sé que no los volveré a ver hasta el día que me muera.

Bebo todo el contenido de mi batido en absoluto silencio hasta que escucho el carraspeo y levanto la mirada.

—Buenos días. ¿Me puedo sentar?

—Buenos días. —sonrío.— Claro, siéntate.

Él se sienta en la silla frente a mí y llama al mesero pidiéndole un café antes de mirarme.

—Supe que hoy se van.

—Sí, estuvimos dos semanas aquí, ya es hora de volver. —nerviosa muevo mi pajita.— ¿Y ustedes? ¿Cuándo se van?

—Llegamos apenas el sábado en la noche así que nos iremos el viernes en la mañana. —musita soltando un suspiro.— También supe que estás enterada de que...

—Si, pero la verdad es que no me importa en lo absoluto. —le corto.— Eres libre de rehacer tu vida.

—Y tu de rehacer la tuya... De verdad.

Eso me hace reír y levantar la mirada a de mi batido.

—¿Sabes qué? No me arrepiento en lo absoluto, me divertí mucho. —me encojo de hombros.— Y seguiría con la mentira pero es que adoro mi soltería y lo que puedo hacer con ella.

—Eso noté la noche en la que te fuiste con la chica.

—Se llamaba Sasha, y fue lindo conocerla. Ahora tengo su número... Y el de Carla. Y el de Francisco también, oh, y el de Alex... Y el de Jordan... Oh, tengo muchos números.

Él se ríe.

—Estás disfrutando tu soltería. Ahora no me quedan dudas.

—Pues si soy sincera, sí. —me encojo de hombros.— Y se siente bien, ahora mi cafetería es también una heladería, ah, y he remodelado el departamento, ahora es nuestro lugar.

—Sí, supe que Valentina huyó del altar.

—Debiste verlo, fue épico. —sonrío.— Al final la consolé toda la noche pero valió la pena, ahora ella está feliz con su nueva vida.

—¿Y qué hay de ti?

—Conozco más del sexo que del amor pero me gusta. —resumo.— Todo va a su ritmo y manera. Y esta bien.

Asiente, suspiro profundo dejando mi vaso vacío a un lado.

—Me tengo que ir, saldremos dentro de poco. Que te vaya bien, Ruggero.

—Gracias, Karol. Espero lo mismo para ti.

Le sonrío y finalmente me alejo viendo que Camila cruza la puerta de entrada y sonríe tan pronto ve a Ruggero.

Y si, el nivel de masoquismo en mi hace que voltee y vea como ella se inclina a besarle y él le sonríe diciéndole algo.

Finalmente se sienta a su lado y él besa su frente antes de llamar de nuevo al mesero.

Almas Que Si Son Gemelas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora