CAPÍTULO 1

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¿Que pasa cuando tus ansías de libertad cuelgan de un hilo entre el amor y la justicia? Me criaron con ideales religiosos y sumisos, donde el rey era mi amo y el negro mi esclavo. Dos opuestos donde mi mente oscilaba para quedar limpia de mis actos.

¿Pero quien decide que es libertad? ¿Es libre el cuerpo o el alma? Creo que el concepto de libertad es muy limitado, a veces es más libre un esclavo con cadenas que una mariposa exenta.

En mi tierra nos han hecho creer que la tez y el lugar donde nacimos nos define, como si un tono y un rasgo nos separará en distintos grupos. Cuando era niña recuerdo haber visto por primera vez como una madre negra era sujetada por dos de su mismo tono, mientras intentaba zafarse desesperada por ver a su hijo en el suelo sujetado por dos esclavos más a la vez que lo marcaban con un aza caliente, como si de ganado se tratara; aún recuerdo las lágrimas de la madre y los gritos del niño. Sólo era un niño, un niño como yo. No entendí porque esto sucedía con frecuencia, pero me limite a dar la espalda y quedarme callada aunque mi mente me aclamaba a que ayudara pero mi cuerpo no hacía nada. Esto siguió así durante muchos años hasta que vi como mataron a mi padre frente a mí, haciendo que algo despertará dentro de mí con locura y vehemencia, continúe con la lucha de mi padre, lo que me hizo llegar a él y luego a terminar acá.

El desagradable olor y estrechez de esta celda me impedía dormir, dándole paso a mis pensamientos, aquellos que me recordaban lo sucedido desde el momento en que lo conocí, porque en ese preciso instante marque mi sentencia, sus ojos grises me condenaron y sus labios me ataron.

10 años atrás

Era el año de 1806, me encontraba en mi habitación pintando un regalo para mi padre, quien amaba los días lluviosos como el de hoy. Él era muy importante para mí, se habia convertido en mi pilar desde que mi madre murió. Miro mi reflejo en la ventana para luego concentrarme en el golpe de las gotas sobre ella, las hojas de los árboles que eran golpeadas por el fuerte viento, el cielo gris y las nubes cargadas de agua le daban un toque sombrío al paisaje que estaba pintando.

Sigo concentrada en lo que hago hasta que vislumbro a lo lejos un grupo de personas negras corriendo a la hacienda perseguidas por un grupo de oficiales españoles que venían a caballo. La puerta principal se abre fuertemente impactando contra la pared dándole paso a Jorge, el hombre negro de confianza de mi padre, cuando pasó por mi habitación pude notar que estaba asustado. Salí de mi habitación y fui a la de mi padre porque presentí que Jorge iba para allá. Cuando entre al cuarto pude ver en el rostro de mi padre una combinación de emociones, la ira y el miedo predominaban en él.

-¿Que pasa? -pregunté confundida.

-Nada, -respondió mi padre- vete.

Mire a Jorge en busca de una respuesta diferente, pero este no estaba concentrado en mí, sino en mi padre.

-Tiene que irse ya, amo. ¡Ellos están cerca! -aviso preocupado.

-No entiendo que sucede ¿Puede alguien informarme que pasa? -pregunté indignada porque me estaban ignorando.

Nuevamente no tuve respuesta y me quede en el mismo lugar observando como mi padre se iba a su escritorio y de uno de los cajones sacaba pequeñas bolsas con monedas de oro dentro. Se escucho cerca el sonido de las herraduras de los caballos chocando contra el suelo, mi papá se giro bruscamente hacia mí y se acercó, me tomó por los hombros y dijo:

-Tengo que irme, pronto nos volveremos a ver. -dijo tratando de tranquilizarme.

Estaba confundida y comenzaba a tener miedo, no entendía que era lo que estaba pasando

-Toma esto, -dijo entregándome una bolsa con dinero. -Ve con tu tía, ella sabrá que hacer.

Luego me abrazo y beso mi cabeza.

LASCIVIA. (Pecados Infernales)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora