La luz de la mañana se cuela por la ventana, despertándome con una hermosa vista. Me encuentro pegada al cuerpo de Salvatore, mi trasero desnudo choca contra su entrepierna y trago grueso al recordar lo que pasó esta madrugada, no se que hacer ni como reaccionar cuando se despierte por lo que decido separarme de él.
Tomo los calzoncillos limpios y comienzo a caminar de puntas rumbo a la puerta, cuando la giro tiene pestillo y suena fuertemente, ruego a Dios para que no se haya despertado pero mis súplicas son ignoradas.
—¿Huyendo? —cuestiona altivo a mi espalda.
Maldigo por lo bajo. Me giro y finjo una sonrisa.
—No, solo tengo algo de hambre.
—¿Y por eso huye con mi ropa interior? —señala la prenda en mi mano.
—Oh, esto. —la dejo caer al suelo— solo me la pondría para no machar los muebles.
¿Por que estoy actuando como estúpida?
—Muy creíble...
Muerdo el interior de mis mejillas.
—¿Tiene hambre? Bajare a cocinar algo. —cambio de tema.
Él asiente.
—Adelantese, pronto la alcanzaré.
Asiento y salgo del lugar. Bajo a la primera planta, con el corazón a mil, mis nalgas duelen, decido revisarla y em encuentro con sus manos marcadas en estas, las manchas son grandes, sus diez dedos se ven con claridad. Bufo cuando intento sentarme y me duele demasiado. La cocina está bastante surtida por lo que decido preparar arepas rellenas de queso, huevos revueltos con cebolla y tomate, chocolate y picó fruta. Cuando Salvatore baja todo esta listo, no siento cuando lo hace y se postra detrás de mí. Me toma de la cintura y me exaltó. Este ríe burlesco por el susto que me causó.
—Parece un espantapájaros. —se burla en mi oído antes de separarse. Tan pronto lo hace mi cuerpo extraña la calidez del suyo y me reprendo por eso.
Lo miro de mala manera.
—Y usted un imbécil. —me defiendo molesta.
—Me gustan los espantapájaros. —comenta con una leve sonrisa.
Se sienta en una de las butacas y comienza a comer con rapidez, esta hambriento, yo por mi parte desayuno de pie. La mirada de Salvatore sube a mí, la boca la trae llena de huevos y aún así se ríe.
—¿Que pasa, pervertida? ¿Le duelen las nalgas? —cuestiona divertido.
Le doy una mala mirada mientras lo imito con muecas, eso lo hace reír. Su mirada baja a mis pechos y me cubro rápidamente. Un silencio incómodo se forma y él decide romperlo.
—Duchese. La llevare a un lindo lugar. —avisa sorprendiéndome.
Se termina el desayuno y deja los platos en el fregadero.
—¿A que selva salvaje me llevará? —preguntó cuando comienza a alejarse.
—Solo espere. La veo en treinta minutos —se gira antes de salir y me guiña el ojo—. Será divertido.
He de admitir que esta faceta de Salvatore me sorprende, se ve más ¿amigable? Imposible, seguro mi veneno lo enfermo. Lo recuerdo y casi puedo sentir su boca alrededor de mi intimidad.
Lavó los trastes y subo para ducharme, tan pronto lo hago visualizo el desastre en la habitación, el mismo que causamos ayer. Las cosas siguen en el suelo, cremas, perfumes y un florero yacen en el suelo completamente destruido. Las sábanas se encuentran arrugadas y nuestras ropas tiradas por el lugar. Me encargaré de eso al llegar.
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LASCIVIA. (Pecados Infernales)
Romantik¿Que pasa cuando tus ansías de libertad cuelgan de un hilo entre el amor y la justicia? Me criaron con ideales religiosos y sumisos, donde el rey era mi amo y el negro mi esclavo. Dos opuestos donde mi mente oscilaba para quedar limpia de mis actos...