CAPÍTULO 48

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Victoria

Tan pronto veo a Gerard y su arma me apunta me voy de lado esquivando la bala que se incerta en el mueble, me voy al suelo arrastrándome por el suelo para que las balas no me toquen, escucho como pone pestillo a la puerta y la piel se me eriza, no le temo a Gerard, temo no volver a ver a Salvatore y eso me carcome.

Las pulcras y brillantes botas de Gerard se aparecen frente a mis ojos, su pie se levanta para pisarme pero soy más ágil y me doy vuelta esquivandolo, sin embargo no puedo huir de su ataque cuando me agarra del cabello en un puño y me levanta estrellándome contra las gabetas, siento como mi labio se revienta y la sangre empieza a brotar llenándome la boca de sangre y encendiéndome las mejillas por el golpe, me siento adolorida y tonta por el golpe pero reaccióno y me suelto con una lance limpia que lo aleja de mí para quedar frente a frente.

—No se acerqué. —pido señalandolo con el cuchillo.

—Siempre estuvo en nuestras narices pero nunca la obsrvamos. — comienza.

Vuelve a apuntarme y la bala viene hacia mí pero tomo la mesa como escudo botando todo al suelo.

—Es muy rápida.

—Y usted muy tonto.

Corro mientras este hace lo mismo al otro lado de la mesa, termina el largo de esta y me subo sobre un mesón para apoyarme y saltar sobre él mandando al suelo su arma y posteriormente a él con la patada que le proporcionó en el rostro que le llena rápidamente la cara de sangre, se arrastra intentando tomar el arma pero no lo logra ya que le piso la mano antes de que la agarre, Gerard es rápido por lo que me tome del tobillo llevándome al suelo con él.

De inmediato mi instinto de supervivencia se activa y comienzo a ser más salvaje, no tengo ni idea de como nos encontraron pero eso ya no importaba, debía salir viva de esta.

El suelo me recibe pero no le doy tiempo a atacarme y me subo sobre él con el cuchillo en mano dispuesto a clavarselo, alzó el brazo y lo bajo con fuerza pero este se clava en la rústica madera debajo de nosotros pues el rubio giro su cabeza y cuando intento sacar el filo del suelo me da vuelta ahora quedando sobre mí, se estira para tomar el arma pero no lo dejo soltandome de su agarre con una llave y múltiples puñetazos por todo el rostro que lo obligan a soltarme.

—Es un bastardo igual o peor que su padre, no deberían estar vivos. —Le escupo con asco.

—Las perras que se creen listas tampoco. 

Me río burlona alejándome de él.

Giramos por el suelo y yo me le pego a la espalda como garrapata cruzando mi brazo por su cuello para asfixiarlo, aprieto con fuerza pero este me amarra a su cuerpo sujetando con fuerza mis piernas antes de buscar las gabetas y echarse repetidas veces hacia atrás haciendo chocar mi cabeza contra las gabetas, chilló cuando estas chocan contra mi espalda y nuca, los golpes son tan duros y secos que pienso en que me voy a desmayar pero no lo permito y rápidamente abro una de las gabetas sacando un plato que le estrello en la cabeza y se quiebra en mil pedazos haciendo que me libere.

Gerard tambalea hacia adelante mientras la boca, nariz y frente le sangran, la herida en la cabeza se ve un poco profunda y de este brota el líquido carmesí que le baña el rostro, la imagen es bastante salvaje, por la posición y heridas de ambos, nuestras caras y cuerpos reflejan toda la ira que hay en nosotros.

Siento la sangre en mi boca y la escupo en el suelo.

—Eso vale usted, una mierda.

—¿Usted es tan tonta para dañar la vida cómoda que tenía por unos negros? Pensé que detrás de esa hermosa cara y sensual cuerpo había más inteligencia. —estalla en una carcajada que me hierve la sangre y aprieto mis puños a mis lados mientras me acerco y él se aleja.

LASCIVIA. (Pecados Infernales)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora