CAPÍTULO 10

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A la mañana siguiente me levanto y lo primero que veo es el traje del ojiazul al lado de mi maquina de coser, había olvidado que hoy era la boda. Me organizo rápidamente y tomo el traje para ir a buscar al ojiazul. Salgo de mi habitación y me dirijo a la suya, toco dos veces y escucho el "siga", entro y lo encuentro recién salido de la ducha. Tiene una toalla al rededor de la cadera y mechones de su cabello mojado caen por su frente, varias gotas reposan y bajan despacio por su pecho y espalda. Aún tiene la venda en su brazo, pero las heridas de su pierna están al descubierto.

Me aclaro la garganta y él me mira, sus ojos me recuerdan la discusión de anoche y la ira me tiñe la mente pero la controlo.

-Acá esta su traje. -Se lo ofrezco.

Él lo observa sin decir ni una palabra, mis ojos inconscientemente se postran en su abdomen marcado y bajan hasta el abdomen bajo donde se encontraba una v muy marcada y algo más... Me ruborizo al pensarlo. No me había fijado en que el ojiazul me estaba observando, un semblante burlón se había apoderado de su cara.

-Cierre la boca que le chorrea la baba.

Lo miré mal sin saber que decir, me había cogido con las manos en la masa.

-¿Acaso es el primer hombre semidesnudo que ve? -pregunta burlesco.

-No. He visto muchos. -mentí, para no darle el gusto de burlarse de mí.

Sus labios se estiran en una sonrisa maliciosa y se acerca a mí a paso lento.

-¿Segura? Porque yo creo que soy el primero. -Presumió altivo arrinconandome contra su escritorio.

Reí amargamente.

-Iluso. -le solté.

Ahora rió él.

-¿Ha visto a un hombre desnudo? -preguntó burlándose de mí- No me molestaría ser el primero. -sin darme tiempo a responder suelta la toalla de su cadera, dejándola caer al suelo e inmediatamente cierro los ojos con fuerza.

Mis oídos captan su risa burlona y me enfurezco, me hartaba que me cogiera de payaso.

-¡Hijo de perra! -lo insulto y eso solo lo hace reír más.

Escuche la puerta de su armario y entreabri los ojos despacio, él se encontraba de espaldas totalmente desnudo, podía ver su culo redondo, sacó algo y se dio vuelta, cerré los ojos rápidamente antes de que me viera espiandolo. Pasaron unos segundos en total silencio antes de que él hablará.

-Ya puede abrir los ojos. -me aviso y lentamente los abrí. Ya tenia ropa interior.

Me despegue del escritorio y le di la espalda lista para irme.

-Victoria. -me llamo y giré para verlo.
-necesito que me ayude. -señaló la ropa con su cabeza e inmediatamente entendí que quería que lo ayudara a vestir.

Me acercó y él se sienta en la cama, tiene unos calzoncillos negros y evito verlo, me enfoco en su rostro y veo como toma dos vendas y me ofrece una. Estira su pierna y comienza a vendar la herida más grande, la del muslo, yo hago lo mismo con su pantorrilla. No me agrada hacer esto y en otras circunstancias no lo habría ayudado pero sabía que estaba así por mi culpa y sentía la obligación de hacerlo. Al terminar de vendarlo, él se levantó y con cuidado se puso el pantalón.

-Quiteme la venda. -me ordena.

-¿Como se dice? -preguntó indignada esperando que me pida el favor y sea más amable.

-Quiteme la venda, -repite en el mismo tono- ¿acaso no escucha?

Ruedo los ojos y hago lo que me pide, la quito bruscamente y él gruñe cuando lo lastimo pero no me disculpo y él solo me mira desde arriba con su semblante serio. Cuando termino veo como su brazo se ve normal nuevamente pero esta bastante inflamado y con varios morados alrededor. En ese momento mis ojos van a su espalda y noto la gran cicatriz que tiene desde el acromion hasta la apofisis espinosa, por inercia mis dedos van hacia la herida y tocan la cicatriz, siento como se tensa bajo el toque y posteriormente su mano agarrándome por la muñeca, rompiendo todo contacto con su cicatriz.

LASCIVIA. (Pecados Infernales)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora