CAPITULO 22

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SALVATORE

Estoy en mi habitación colocandome un camisa negra mientras veo a Antonia bajar del carruaje desde una de las ventanas de mi habitación, sé que no la tendré por mucho tiempo pero aun así apunto los botones hasta la mitad de mi pecho, espero sobre la cama su llegada. Luego de unos minutos toca la puerta. La he llamada para desquitar mis ganas con alguien, necesitaba eso desde las provocaciones de Victoria.

-Siga. -le doy la aprobación para hacerlo.

Ella se hace espacio entrando mientras pavonea sus caderas de lado a lado, lleva un hermoso y sensual vestido de color azul que tiene un gran escote, ese color se le ve hermoso a la bestia que vive en mi cabeza y estoy seguro que ese escote le quedaría tan bien... alejó la idea de mi mente centrándome en la mujer que tengo enfrente. Trae el cabello recogido dejando expuesto su cuello y me permite ver mejor su rostro, Antonia es hermosa, no puedo negarlo, es una de las más hermosas y deseadas de la ciudad, posee un divino rostro y un cuerpo despampanante, su actitud rebelde espanta a muchos y atrae a otros, unos tantos que la quieren someter, esa fue la principal razón para acercarme a ella. Quería confirmar que su determinación no era suficiente para no doblegarse ante mí.

Se acerca e intenta besarme pero muevo mi rostro antes de que lo haga.

-¿Cuando me dejara probar sus labios? -pregunta cansada ante mi rechazo.

-Nunca. Se lo dije desde un inicio y usted acepto, usted sabe la regla no hay besos en la boca. -termina conmigo la última frase.

-Eso es aburrido. -se queja.

-No para mí.

Una mueca invade su rostro antes de sentarse a horcadas sobre mí, se mueve en círculos sobre mí.

-Antonia...

-Se que usted es quien toma el control, pero déjeme hacerlo por unos minutos, por favor. -pide con esa mirada de falsa inocencia, recuerdo rápidamente todas las cosas que hicimos mientras ella me miraba así.

No digo nada y ella toma esto para seguir moviéndose, tomó el listón de su vestido y lo deslizó dejando libre sus pechos, esta acción me recuerda a la misma que tuve con Victoria hace unos días. Ahora tenia el hombro lastimado nuevamente, la salvaje lo había vuelto a joder.

Antonia desabotona los botones de mi camisa para enfocarse en besar mi cuello y recorrer mi abdomen y espalda sin dejar de moverse, lo hace con cuidado para no tocar mis cicatrices, se lo tengo prohibido. Lo hace muy bien es por eso que he tenido varios encuentros con ella, es buena con lo que hace y sabe muy donde y como tocar para excitarme. Mi virilidad empieza a bombear con fuerza debajo de mí pantalón, ella gime al sentirlo, pero no es la misma voz y el grito no es el mismo... me reprendo por pensar en otra mujer justo ahora. Victoria lleva días atormentandome y desde que la ví con ese imbecil no ha dejado de rondar en mi cabeza. Trato alejarla con todas mis fuerzas y medio lo logro.

Antonia manda la mano a mi entrepierna y con suma agilidad suelta la correa y baja el pantalón dejando mi miembro libre. Ella se muerde el labio sensual mientras lo observa.

-Levantese. -le ordeno y lo hace de inmediato.

Me pongo en pie junto a ella dándole el gusto de probarme. Se inca y me masajea de arriba a abajo antes de tomarme en su boca, jadeo al sentir sus labios cálidos, su cabeza se mueve mientras sus dos manos tocan mi larga y gruesa virilidad, la estrechez de su garganta me hace pasar saliva pero no puede retenerme por completo. Sabe muy bien como hacerlo pero aún así mi mente va a otra persona, a otros ojos. Recuerdo a Victoria ese día, la firmeza y belleza de sus senos y la calidez que emanaba su entrepierna, como jadeaba en mi oído y la manera de erizarme al tan solo tocarme por la espalda y sujetar mi cabello. Sus caras de placer me hacen aumentar el ritmo y tomo a Antonia dandome placer como me gusta. Realmente no quiero pensar en esa mujer así que cierro los ojos intentando concentrarme en las placenteras sensaciones que me propina la que está incada ante mí pero mi mente me traiciona y vuelvo a ella, ahora imaginandomela en el lugar de Antonia.

LASCIVIA. (Pecados Infernales)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora