Al día siguiente de que Leandro intento declararse había decidido ir a la plaza por más información sobre el acuerdo con el rey. Admito que esa noche no pude pensar más que en eso y la manera de Salvatore. ¿Por qué un príncipe querría casarse conmigo? Y aún más confuso, era el sucesor del monarca que sometía a mi pueblo y lo habia masacrado y explotado por años, su sola existencia iba en contra de todos mis ideales.
No me negaba a tener algo con él pues de alguna u otra manera me sentía cómoda y apreciada por él, algo que nunca había sentido pero no lo suficiente para someterme a un compromiso, aunque también sonaba irreal, su padre me odiaba y estaba prohibido la mezcla de dos razas diferentes, más si es el príncipe de España, tengo cara de una pero no lo soy. No me malentiendan, sé que soy hermosa y no le digo de una manera arrogante, se muy bien lo que poseo y el efecto que causa en los demás, veo sus miradas indiscretas y lujuriosas pero solo una me hace sentir cómoda. Sé que por mi belleza muchos quieren poseer mi cuerpo y podría asegurar que en el caso de Leando era igual, pero no, a él parecía no importarle eso y me veía con otros ojos.
El deseo no estaba en su mirada pero si en la de Salvatore, maldito hombre que me atormenta y taladra en mi cabeza. Aun no puedo verlo a los ojos porque de inmediato veo la imagen de Antonia, me he sentido fatal, la culpa no se va y no se que hacer. Pero he de confesar que a pesar de mis culpas he soñado cada noche con él, mientras me toma en sus manos y boca y yo a él, nuestros cuerpos chocan y nuestras bocas se amarran mientras él me hace suya. Cada noche me despierto que el pecho agitado y una culpa cada vez más grande, mi enagua siempre está mojada y mi camisón a medias, supongo que mientras sueño me toco pensando en él, detesto eso, me jode darle poder sobre mí. No sólo pasa cuando estoy inconsciente, despierta no puedo dejar de pensar en lo bien que se sienten sus dedos dentro de mí y sus labios contra mi piel desnuda.
Su imagen me atormenta por lo que me centro en lo que descubrí hace dos días. El rey no acepto nuestra propuesta por lo que el pueblo y los criollos se estaban preparando, en la chicheria había un gran grupo de revolucionarios dirigido por aquel hombre de la vez pasada en la plaza, aquel que hablaba con los demás criollos. El mensaje corría rápido de boca en boca, ya todo el pueblo estaba enterado de que hoy sería el día, se armarían con valor y lanzas para defender lo nuestro.
Tan pronto lo supe convoque una reunión en el paraíso y les informe a las libertadoras, después de él anunció todas aceptaron estar dispuestas a hacer lo necesario para protegerse a si mismas y a sus familias. Nos armariamos y cubririamos nuestros rostros mientras luchabamos. Me encantaba ver el progreso de aquellas mujeres, como a pesar de hacer apuestas, andar desnudas y de una u otra manera ser libres en ese lugar ahora las había empoderado para tomar acción, cada vez eran más las mujeres dispuestas a luchar por la causa. Me enorgullecia ese grupo de mujeres, poco a poco las cosas iban cambiando a pesar de las circunstancias, ese era el verdadero poder de una mujer.
Justo ahora me dirijo a nuestro lugar de encuentro, nuevamente me lleva Jorge, Isabel no quiso venir, alegando que no diría nada pero justo ahora no se sentía preparada para ir en contra de su esposo y Rey pero que apoyaba nuestra causa, parecía sincera con cada una de sus palabras. Es domingo, al pasar por la plaza noto como esta atestada de personas, la voz se escabulle por el mercado y llega a todos anunciando el suceso que está a punto de llegar. Jorge estaciona frente al paraíso y me despido antes de entrar al lugar. El protocolo es el mismo y cuando llego a la planta las mujeres esperan por mí.
-Mujere de Santa Fe -empiezo- las he convocado el día de hoy para darle inicio a nuestra lucha, a nuestra libertad. Se que de una u otra manera es difícil para algunas pero se escuchan las voces por el pueblo, ellos nos necesitan. Hoy es el día en que atacaremos -anunció y todas callan esperando mis próximas palabras- espero hayan traído las armas, pasamontañas y valentía.
ESTÁS LEYENDO
LASCIVIA. (Pecados Infernales)
Romance¿Que pasa cuando tus ansías de libertad cuelgan de un hilo entre el amor y la justicia? Me criaron con ideales religiosos y sumisos, donde el rey era mi amo y el negro mi esclavo. Dos opuestos donde mi mente oscilaba para quedar limpia de mis actos...