Me levanto con las sábanas frescas sobre mi piel. Me doy vuelta en busca de Salvatore pero no encuentro a nadie, lo busco por la habitación y lo encuentro en el balcón tomando café.
Me estiro y levantó, el frío me impacta y eriza la piel. Aún continúo desnuda pero no me importa y voy hasta él.
—¿Como amaneció? —cuestiona antes de que llegue a él.
—Bien, es una cama muy cómoda.
—Sí, no paraba de roncar. —comenta con diversión.
Golpeo levemente su espalda mientras me sonrojo, seguro y parezco un espantapájaros por mi cabello.
Atrapa mi mano y se gira para confrontarme.
—No puede atacar por la espalda.—asegura.
—Claro que puedo, lo hice —golpeo ahora su pecho con un suave puño que ni lo inmuta— y de frente también.
Él rie mientras niega con la cabeza, me pierdo en sus hoyuelos y su bella sonrisa, bajo la luz de la mañana puedo apreciar mejor los lunares en su cara, sus deslumbrantes ojos y sus suaves labios. Sonrió inconscientemente, es un hombre muy bello y sus palabras siguen grabadas en mi mente.
"Es usted hermosa.
Necesitaba de la paz que emana su alma para calmar el caos que inunda mi frágil corazón.
Su, engreído.
Es usted una Diosa.
Amo sus lunares."
—Parece una acosadora cuando me mira así. —se queja.
Ruedo los ojos e intento darle la espalda.
—No lo haré más.
Él estira su brazo y me alcanza.
—No, quiero que lo siga haciendo.
—Es usted un caprichoso.
El ojiazul se encoge de hombros.
—Este caprichoso le ha causado múltiples orgasmos mientra gime su nom...
Le tapo la boca con mi palma antes de que termine.
—Callese, alguien puede oírnos.
—Me importa una mierda, que todo el jodido mundo se entere de que usted es mía. —alega orgulloso.
—¡Tengo entre mis brazos a la mujer más hermosa y auténtica de todos los tiempos! —empieza a gritar como un loco ignorando mi petición para que se calle— ¡Victoria Ortega es mía y grita mi nombre cada vez que estamos juntos!
Termino riendo.
—Bobo.
—Pervertida.
—Engreído.
—Bestia.
—Salvaje.
—Preciosa.
Termina porque no continuo y me quedo en silencio, una pequeña tensión se forma y antes de que alguno pueda decir algo, decido huir.
—Me voy a bañar. —aviso dándole la espalda.
—Que buena vista se tiene desde aquí. —asegura ignorando mi enunciado mientras posa sus ojos en mis nalgas.
—¡Salvatore! —lo reprendo y este ríe.
—¿Que? —pregunta fingiendo inocencia— no es mi culpa que usted...
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LASCIVIA. (Pecados Infernales)
Romance¿Que pasa cuando tus ansías de libertad cuelgan de un hilo entre el amor y la justicia? Me criaron con ideales religiosos y sumisos, donde el rey era mi amo y el negro mi esclavo. Dos opuestos donde mi mente oscilaba para quedar limpia de mis actos...