CAPÍTULO 2

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Después de horas vuelvo a casa, veo la hacienda desde lejos y no brillan la luz de las velas. Cuando me acercó el jardín de en frente está completamente destruido, me inco y recojo un girasol del suelo, eran los favoritos de mamá. Ella había sembrado todo en este hermoso jardín, era de las pocas cosas que me quedaban de ella.

No quiero entrar a la casa porque sé que no habrá nadie, no está mi padre y tampoco Jorge, nona matilda y su familia. Lo sé, porque de estar acá ya hubieran salido por mí. Seguro se los habían llevado, eran negros y eso era suficiente para que me hubieran terminado de arrebatar la familia.

Subo los escalones de la entrada y entro un pie en la casa, la madera rechina bajo mis pies, el silencio predomina en el lugar y lo único que me permite ver son los rayos de la luna colándose por las ventanas abiertas. Me dirijo a la escaleras y con dolor subo cada eslabón mientras recuerdo cada momento bueno en mi hogar, cada rincón lleno de memorias. Subo a la segunda planta y paso frente la habitación de mi padre sigue igual a como estaba en la tarde, me siento en su cama y casi puedo oír las risas de mi madre a la vez que me soba la cabeza y papá nos mira desde la puerta. El pecho se me hunde ante tal recuerdo. Las sábanas aún guardan el aroma de mi padre y me estremezco ante la idea de no volverlo a ver.

No puedo resistirme y todo en mí sale a flote, empiezo a llorar desconsolada y no puedo retener el impulso de levantarme y tirar la estantería junto con el escritorio de mi padre, caigo al suelo incapaz de poder mantenerme en pie. Me mantengo así por horas pero en la madrugada decido ir por un vaso de agua a la cocina y volver a la gran cama que era de mis padres. Me sentía segura en ese lugar, así que seguí llorando hasta quedarme dormida.

En la mañana me desperté por los rayos del sol que me caían en la cara y no me permitían seguir descansando.

Voy a mi cuarto y escojo un vestido al azar para luego dirigirme hacia el baño.
Cuando entro lo primero que veo es mi reflejo en el espejo, tengo unas ojeras marcadas y una mirada cansada, mi cara está manchada con tierra y sangre al igual que mi vestido, el cual esta destrozado. Descuelgo los tirantes de mis hombros y deslizó el vestido por mi cuerpo, cuando toca el suelo salgo de él, quedando completamente desnuda y es ahí donde veo la cicatriz llegando a mi vientre, justo debajo de las costillas de mi derecha. La tengo hace mucho tiempo, me la hizo la hija de Jorge jugando, fue un accidente pero eso le costó tres dedos, tan solo éramos unas niñas y aunque mi padre intervino no pudo hacer nada así que despues de eso decidió comprarla a ella y a su familia.

Mi padre no era malo, solo compraba personas que habían sido esclavizadas y les daba un hogar donde podían sentirse libres y eso era visto como traición a los ojos de la corona. La corona, maldita corona española, dictadores y asesinos manejaban todo a su antojo sin respetar los derechos e integridad de los demás.

Abro la llave y rápidamente se llena la bañera, tomó un gran respiro antes de hundirme en ella, siento el frío invadir mi cuerpo y comienzo a tallar por toda mi desnudez, el agua se mancha de rojo al remover la sangre seca, lavó mi cabello y antes de salir decido sumergirme en el agua por completo.

Me hundo completa hasta el fondo de la bañera sintiendo el agua por todo mi cuerpo y me llena de tranquilidad no escuchar ni sentir nada a mi alrededor, me gustaría quedarme toda la vida aquí. El oxígeno no llega a mis pulmones y empiezo a recordar escenarios que me encantarían volver a vivir. Mamá y papá riegan las flores mientras yo siembro las semillas de las rosas rojas para luego irlos a buscar y mostrarles, quienes dichosos disfrutan y me toman entre brazos para besarme cada mejilla. El agua siempre me ha hecho sentir cerca de mi madre pero cuando empiezo a desvanecerme salgo con fuerza de la tina tomando bocanadas de aire.

Me secó y me pongo el vestido azul oscuro que había elegido con su respectiva capa y guantes, decidida a ir a la plaza donde castigarian y ejecutarian a mi padre.

LASCIVIA. (Pecados Infernales)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora