Me despedí de Jorge y volví cuidadosamente a la casa, entre y cerré la puerta con cuidado tras de mí. Me dirigí a la cocina porque moría por un vaso de agua, encendí unas velas y me senté en una de las butacas. El silencio reinaba pero fue interrumpido por unos pasos que se acercaban, espere atenta por quien podía ser y no me sorprendí al ver al gran hombre de ojos azules entrar por la puerta. Su ceño se frunció en extrañeza al verme pero no comentó nada, se dirigió al grifo y lleno un vaso con agua. Se recostó en el mesón y empezó a beberlo.
-¿Que hace aquí? -pregunto sin mirarme.
-Lo mismo que usted.
Se calló unos segundos.
-¿Pesadillas? -cuestiono dandome una rapida mirada.
-No, -negue rápidamente- ¿Usted las tiene?
Tomo un largo sorbo de agua y me respondió.
-No.
Termino con su vaso de agua y lo dejo a un lado del mesón.
-¿De donde saco mi madre aquel cuadro? -preguntó de la nada desconcertandome.
-Como lo dijo ella, lo compro. -respondí casual.
Se empezó a acercar hacia mí a pasos lentos.
-Recuerdo haber visto ese cuadro en la casa de la señora Maria Antonia.
-A ella se lo compro. -mentí.
-Falso, lo ví en la casa de la señora Catalina.
Calle por un segundo sin saber que decir.
-¿Por qué me miente, Victoria? -preguntó de pie frente a mí, me sentí en desventaja por lo cual me levante rápido de la butaca.
-No le miento, se lo compro a una amiga, me confundí de nombre.
-Catalina no lo hubiera vendido, era importante para ella. -levante los hombros sin darle importancia- mi madre anda en algo extraño y sé que usted la está ayudando.
-No sé de qué me está hablando. Y si me disculpa voy a descansar.
Trate de pasarle por el lado pero su gran mano tomó mi pequeña muñeca deteniéndome.
-Le ordeno que me lo diga, de yo averiguarlo habrán consecuencias. -apretó el agarre y casi me marcó la piel.
-¿Me esta amenazando? -pregunté desafiante.
No me quito la mirada ni un solo segundo.
-Tómelo como quiera.
-Averíguelo por usted mismo entonces.
Me solté de su agarré y me dirigí molesta a mi habitación, maldito ¿Quien carajo se cree? Sus actos me desconciertan, en el primero fue amable o lo mas parecido a eso y ahora actua borde y desconfiado, es un hombre extraño. Cierro la puerta con fuerza tras de mí y me acuesto en mi cama para procesar todo lo ocurrido el día de hoy.
Al despertar organice una pequeña maleta con mis cosas personales y me despedí de Isabel la cual me dió mi primera paga y con eso compre comida y regalos para mi tía en la plaza. Ya había entrado al bosque rumbo a su casa. Toque la puerta y ella salió sonriente.
-¡Tía, Eloisa! -la salude emocionada. Ella correspondió el abrazo y me invito a comer, extrañaba su comida.
Al terminar le dí sus regalos, eran un espejo y un reloj, se emociono mucho y eso lo fue todo para mí.
Ya era hora de volver a la ciudad, me despedí de mi tía y emprendí el camino.
Llegué cansada y me dirigí a mi habitación, cuando estaba a punto de dormir la puerta sonó, me levante perezosa y abrí.
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LASCIVIA. (Pecados Infernales)
Romance¿Que pasa cuando tus ansías de libertad cuelgan de un hilo entre el amor y la justicia? Me criaron con ideales religiosos y sumisos, donde el rey era mi amo y el negro mi esclavo. Dos opuestos donde mi mente oscilaba para quedar limpia de mis actos...