CAPÍTULO 5

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Me despedí de Jorge y volví cuidadosamente a la casa, entre y cerré la puerta con cuidado tras de mí. Me dirigí a la cocina porque moría por un vaso de agua, encendí unas velas y me senté en una de las butacas. El silencio reinaba pero fue interrumpido por unos pasos que se acercaban, espere atenta por quien podía ser y no me sorprendí al ver al gran hombre de ojos azules entrar por la puerta. Su ceño se frunció en extrañeza al verme pero no comentó nada, se dirigió al grifo y lleno un vaso con agua. Se recostó en el mesón y empezó a beberlo.

-¿Que hace aquí? -pregunto sin mirarme.

-Lo mismo que usted.

Se calló unos segundos.

-¿Pesadillas? -cuestiono dandome una rapida mirada.

-No, -negue rápidamente- ¿Usted las tiene?

Tomo un largo sorbo de agua y me respondió.

-No.

Termino con su vaso de agua y lo dejo a un lado del mesón.

-¿De donde saco mi madre aquel cuadro? -preguntó de la nada desconcertandome.

-Como lo dijo ella, lo compro. -respondí casual.

Se empezó a acercar hacia mí a pasos lentos.

-Recuerdo haber visto ese cuadro en la casa de la señora Maria Antonia.

-A ella se lo compro. -mentí.

-Falso, lo ví en la casa de la señora Catalina.

Calle por un segundo sin saber que decir.

-¿Por qué me miente, Victoria? -preguntó de pie frente a mí, me sentí en desventaja por lo cual me levante rápido de la butaca.

-No le miento, se lo compro a una amiga, me confundí de nombre.

-Catalina no lo hubiera vendido, era importante para ella. -levante los hombros sin darle importancia- mi madre anda en algo extraño y sé que usted la está ayudando.

-No sé de qué me está hablando. Y si me disculpa voy a descansar.

Trate de pasarle por el lado pero su gran mano tomó mi pequeña muñeca deteniéndome.

-Le ordeno que me lo diga, de yo averiguarlo habrán consecuencias. -apretó el agarre y casi me marcó la piel.

-¿Me esta amenazando? -pregunté desafiante.

No me quito la mirada ni un solo segundo.

-Tómelo como quiera.

-Averíguelo por usted mismo entonces.

Me solté de su agarré y me dirigí molesta a mi habitación, maldito ¿Quien carajo se cree? Sus actos me desconciertan, en el primero fue amable o lo mas parecido a eso y ahora actua borde y desconfiado, es un hombre extraño. Cierro la puerta con fuerza tras de mí y me acuesto en mi cama para procesar todo lo ocurrido el día de hoy.

Al despertar organice una pequeña maleta con mis cosas personales y me despedí de Isabel la cual me dió mi primera paga y con eso compre comida y regalos para mi tía en la plaza. Ya había entrado al bosque rumbo a su casa. Toque la puerta y ella salió sonriente.

-¡Tía, Eloisa! -la salude emocionada. Ella correspondió el abrazo y me invito a comer, extrañaba su comida.

Al terminar le dí sus regalos, eran un espejo y un reloj, se emociono mucho y eso lo fue todo para mí.

Ya era hora de volver a la ciudad, me despedí de mi tía y emprendí el camino.

Llegué cansada y me dirigí a mi habitación, cuando estaba a punto de dormir la puerta sonó, me levante perezosa y abrí.

LASCIVIA. (Pecados Infernales)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora