Capítulo XXIV

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Hola a todos! Acá un nuevo capítulo. Recibí un mensaje anoche apenas tiré el capítulo anterior, y estaba bastante renuente a escribirlo más que nada por dudas morales de si es ético o no escribir sobre un niño yendo a lugares en los que un niño no debería estar. Y luego dije, que va, esto está inspirado en la casa del dragón, que está inspirado en Blood and Fire , preocuparse por la moral en una historia donde la pareja principal es tío y sobrina está demás.

Así que leer con la moral apagada en ciertas partes, aunque lo suavicé bastante a la idea original que me dieron jaja.

Pd: Hoy sacaré también capítulo de la historia de universo alternativo, así que por si quieren ir a leerla, durante la tarde probablemente habrá nuevo cap. 

Aegon observaba la fortaleza de Rocadragón mientras seguía al guardia que lo llevaba hacia donde estaban los aposentos, nunca antes había estado en Rocadragón, al menos no por dentro, porque una vez había volado en Fuego Sol junto con Dreamfyre y Helaena pero por fuera, no habían tenido la dicha de entrar al lugar. Estaba impresionado con el lugar, todo eso era un homenaje a su sangre Targaryen.

Los dragones esculpidos en las paredes, la hermosa vista de Montedragón desde las ventanas, los dragones anidando libres en Rocadragón, todo era simplemente perfecto.

Se sentía como en casa, a pesar de que sabía muy bien que tenía que ganarse su estancia allí por un tiempo. No lo aceptarían, así como así, pero si lo dejaban dormir en los pasillos tapado con una manta, inclusive sin la manta, él sería feliz de estar allí.

Lo que fuera con tal de estar lejos de las enseñanzas sobre el septo, los símbolos de los siete y las oraciones en cada comida. Ni hablar de los discursos moralistas de su madre, o de cómo lo criticaban.

De hecho, él sería feliz en cualquier lugar menos en la fortaleza roja, pero le agradaba estar allí en Rocadragón.

Sabía que Rocadragón era la casa de su hermana, la heredera legítima, pero estaba feliz de que ella le permitiera estar allí, realmente feliz, tan feliz estaba, que ni siquiera escuchó al guardia que le hablaba por octava vez mientras él miraba fascinado el lugar.

- Príncipe Aegon- gritó el guardia claramente perdiendo la paciencia y Aegon casi saltó.

- Perdón ¿Sí? - preguntó Aegon nervioso. 

- Puede elegir sus aposentos, me temo que tendrá que ser lejos de los aposentos de Lady Helaena, Baela y Rhaena- dijo el guardia y Aegon asintió.

- Por supuesto- dijo Aegon que sabía que Daemon le cortaría la cabeza y la pondría en una pica si molestaba nuevamente a Baela o a Rhaena, puede que ahora eso incluyera también el molestar a Helaena, no sabía que tanto estaba encariñada su hermana con los príncipes de Rocadragón.

- Adelante- dijo el guardia abriendo la gigantesca puerta de madera con un dragón tallado para dar paso a los aposentos. 

Aegon entró notando lo hermoso que era ese lugar, realmente era como estar en uno de esos cuentos de la antigua Valyria que su padre le había contado alguna vez cuando aún podía pasar tiempo con él.

Luego, cuando solo tenía 5 años, Alicent le había dicho que la presencia de los niños le provocaba dolores al rey por su enfermedad, y Aegon había crecido alejado de su padre, al igual que sus hermanos. Aunque, su padre jamás le dijo algo así, pero de todas formas se había alejado porque Otto también solía decirle lo mismo.

- Mí príncipe- dijo el guardia y Aegon lo miró con miedo- Por favor, puede elegir sus aposentos- dijo el guardia que estaba cansado de lo rápido que Aegon dejaba de poner atención a las cosas. 

Daemon y Rhaenyra- Historias de una familiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora