Capítulo XLVIII

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Hola a todos! Acá otro capítulo jejeje.

No olviden comentar y votar. Besos y abrazos.

- T-tío- dijo Rhaenyra sintiendo como él la apoyaba en el altar y le bajaba la ropa interior- N-o tienes que hacer esto, mi cuerpo no es el mismo, yo entiendo, no tienes que obligarte a estar conmigo- dijo ella y él la tiró con fuerza del cabello hacia atrás. 

Ella jadeó asustada y excitada a la vez cuando sintió su pesada respiración en su oído, como si él estuviera tan molesto que ni siquiera encontraba las palabras para decirle. 

- No quiero escucharte nuevamente, no quiero escucher tus estupideces- gruñó él de forma casi animal por la molestia que sentía- ¿Cómo te atreves a desconfiar de lo que siento por ti después de todo lo que hemos vivido juntos?- gruñó él sin soltar su cabello presionándola contra su pecho haciéndola arquearse y respirar agitada.

- B-ueno, yo, t-engo, o sea, h-e tenido....varios hijos- dijo ella sin saber como criticarse a si misma sin hacerlo enfadar más de lo que ya evidentemente estaba- D-aemon- dijo ella con la voz entrecortada y tragando pesado cuando lo sintió abrirse los pantalones.

- Esto es lo que haces conmigo cada vez que estoy cerca tuyo- gruñó él presionando su polla desnuda contra su trasero expuesto.

Ella jadeó pesadamente al sentir su polla presionando desde atrás contra su centro, lo deseaba tanto, lo había deseado todos esos meses, pero se había apartado de él porque pensaba que él ya no podría desearla.

- Y.yo, pensaba, bueno, yo- dijo ella tímidamente y él la tiró más aún hacia atrás.

- ¿Timidez? ¿La misma mujer que me exigió que la tratara como una puta para cumplir sus fantasías? ¿La misma mujer que me encerró en la habitación diciendo que quería que pusiera otro hijo en su vientre? ¿Qué hizo Mysaria con mi esposa? Porque tú no eres la mujer que yo conozco, te advierto, que voy a recuperar a mi esposa, a mi manera- gruñó él y Rhaenyra iba a hablar cuando él la hizo gritar por la forma en que entró en su cuerpo.

Ella se aferró a la piedra en la que él la había inclinado, intentando encontrar la fuerza para respirar, gemir y soportarlo dentro de su cuerpo a la vez, pero no era algo fácil. Menos con su tamaño. 

- D-daemon más despacio- rogó ella con temor pues él no había tenido cuidado esta vez, él había entrado en su cuerpo con brutalidad, sin siquiera prepararla y habían pasado meses. 

- ¿Más despacio? ¿Lo mereces?- preguntó él sin soltarla en absoluto - ¿Creías que no te deseaba? Siente lo mucho que te deseo esposa- dijo él follándola a un ritmo delirante, sin siquiera hacer el intento de ir más despacio. 

La tomó de las caderas haciéndola caer sobre sus brazos y estómago en la piedra y la sintió gritar una y otra vez. 

- M-mi amor, m-mi amor por favor- chilló ella cuando el placer fue demasiado ¿Cómo era que él podía hacerla sentir placer de la forma que quisiera?- Mi amor voy a venir- lloró ella entre gemidos y jadeos y cuando estaba a punto de alcanzar su orgasmo, él salió de su cuerpo.

Ella se quedó contra la piedra, confundida, frustrada y cuando miró hacia atrás, él la miraba con molestia. 

- ¿Si? No me parece que te lo hayas ganado, aún dudas de mi, y eso no te lo  perdonaré- gruñó él y luego la hizo gritar de sorpresa cuando la tomó en sus brazos como si no pesara nada y la tiró sobre el altar, recostándola de espaldas y luego bajando sus grandes manos por sus muslos para abrirle las piernas de par en par sin tener un poco de cuidado. 

- L-lo siento- dijo ella mirándolo a los ojos viendo dolor en ellos.

Él sufría porque ella había desconfiado de él. Él sufría porque ella se había alejado de él sin siquiera conversarlo con él.

Daemon y Rhaenyra- Historias de una familiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora