Capítulo XXIX

2.1K 213 308
                                    

Hola a todos! Ante la insistencia, acá un nuevo capítulo.

Espero ver bastantes comentarios en este porque me esforcé mucho en hacerlo jajajajaja. 

Besos y abrazos y gracias a todos por darle tanto amor a esta historia. 

- Dracarys- dijo Baela para que Danzarina Lunar encendiera las fogatas que habían armado en la costa para poder calentarse. 

Estaban siendo cuidados por un grupo de soldados de la guardia de la ciudad, y para no levantar sospechas, decidieron pasar la noche en la costa, escondidos y protegiendo a sus respectivos dragones.

Algunos minutos más tarde, mientras intentaban pasar el frío de la noche, Baela y Rhaena estaban apoyadas en los hombros de Aemond que las cubría con una manta. 

Helaena estaba recostada en las piernas de Aegon que acariciaba los cabellos de su hermana intentando consolarla pues estaba visiblemente triste.

Jace apretaba a Luke contra su pecho porque el joven príncipe temblaba en sollozos pues no podía olvidar lo que había visto en la prisión. Tenía demasiado miedo de que las cosas salieran mal. 

Los soldados observaban a los niños, y apenas podían creer lo que veían. Muchos de ellos eran testigos de los rumores que se esparcían sobre la familia Targaryen, sobre como los hijos de la reina y los hijos de la princesa no se toleraban, incluso uno de los hijos de la reina había perdido un ojo luego de una pelea con las hijas del príncipe Daemon y los hijos de la princesa Rhaenyra. Pero ahora los veían allí, todos juntos y apenas podían comprender como los príncipes de Rocadragón habían logrado eso.

- El príncipe Daemon una vez logró convertirnos a nosotros en la guardia de la ciudad, es bueno saber que él ahora tiene una familia feliz- dijo uno de los capas doradas a sus compañeros y ellos asintieron.

Rhaena se aferró más a Aemond y comenzó a cantar una canción que su madre solía cantarle para calmarla cuando ella estaba triste.

Baela continuó cantando la canción y todos se relajaron y calmaron escuchando las voces de las niñas. 

Al otro día los guardias de la ciudad observaron cómo los niños organizaban todo para seguir con sus planes.

No pudieron acompañarlos en todo momento, porque eso llamaría más la atención, pero estaban cerca por si ellos necesitaban ayuda.

Aemond y Aegon caminaban en círculos por la ciudad y ambos llegaron hacia donde estaban Baela y Rhaena. 

- ¿Qué sucede? - preguntaron ellas, pero antes de que ellas terminaran siquiera de preguntar, Aegon se dió la vuelta y desenvainó su espada al mismo tiempo que Aemond lo hacía. Los sujetos que los seguían al verse atrapados no tuvieron más opción que desenvainar sus espadas y enfrentar a los príncipes.

Cuando el enfrentamiento terminó, Baela y Rhaena observaban los dos cadáveres de los espías de Larys Strong en el suelo. Era fácil identificarlos, llevaban una insignia de la casa Strong en sus ropas. Tal vez una estupidez, o tal vez solo la vanidad de Larys Strong que quería que incluso sus enemigos supieran que tan peligroso podía ser.

Aemond y Aegon habían matado a los dos espías sin dudarlo, probablemente el primer asesinato que cometían. Aegon miró a su hermano y lo tomó con fuerza de los hombros.

- ¿Estás bien? - preguntó Aegon tomando a su hermano de la nuca y de los hombros reconfortándolo.

- Si- dijo Aemond intentando no pensar en lo que acababa de hacer. 

Dos guardias de la ciudad de su bando llegaron y se disculparon con ellos por no haber estado más cerca cuando eso sucedió.

- Está bien, nos hemos encargado- dijo Aegon mirando a los guardias que rápidamente escondieron los cadáveres para que no fueran encontrados, pero Baela, a pesar del shock que le causaba haber presenciado el asesinato negó.

Daemon y Rhaenyra- Historias de una familiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora