Capítulo XXXIV

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Hola a todos! Acá un nuevo capítulo. Demoró pero salió.

Tuve varios pedidos para este, y los puse todos jaja.

Espero ver comentarios, porque amo leer sus comentarios jeje.

Besos y abrazos.

Rhaenyra estaba sentada mirando por la ventana de su habitación en Rocadragón.

Montedragón se veía majestuoso, realmente sus antepasados habían elegido un buen lugar como cuna de la casa Targaryen.

Sin embargo, lo que le preocupaba era qué estaría pasando con los niños, y principalmente su esposo. 

Desde que el maestre había dicho que ella debería mantener reposo, Daemon no la dejó moverse de la habitación, es más era una suerte que la dejara sentarse en uno de los sillones. 

Y como ella no podía moverse demasiado durante lo que quedaba de su embarazo, él había dicho que se encargaría de Rocadragón.

Ella confiaba en él, lo había hecho bien el tiempo que ella no había estado cuando ella viajó al valle. 

Lo que le preocupaba era que tan estricto sería él con los niños. Él no tenía paciencia, y los niños, eran por decir algo, inquietos.

En otro lugar de Rocadragón, todos los niños y Daemon estaban reunidos alrededor de la mesa pintada.

- Escúchenme bien, Rhaenyra debe descansar, yo me encargaré de este lugar mientras ella descansa- dijo Daemon seriamente caminando alrededor de la mesa mientras miraba a los niños- El primero que no cumpla sus deberes, y piense en causar problemas ¿Sabe que le pasará? - preguntó Daemon y los niños se miraron nerviosos. Aegon empujó a Helaena hacia adelante ¿Ella debía saber eso no? Helaena se encogió de hombros y respondió. 

- Limpiaremos los nidales de los dragones por mucho tiempo- dijo Helaena más como una pregunta que como una respuesta.

- Para toda su vida- dijo Daemon y los niños tragaron pesado. ¿No hablaba en serio con eso cierto?

- Lo dice en serio- dijo Aegon cuando notó que él no bromeaba.

Daemon comenzó a explicarles cómo se repartirían las responsabilidades de Rocadragón.

No era nada absolutamente difícil, nada que no pudieran hacer, o al menos eso dijeron porque no querían comenzar desde ese día a limpiar nidales.

- Padre- dijo Baela mirando rápidamente a Daemon- Cuando terminemos en el día ¿Podemos pasar tiempo con la princesa?

- Por supuesto que si- dijo él como si fuera obvio y los niños sonrieron.

Daemon los vio salir de allí rápidamente para cumplir sus respectivas responsabilidades y sonrió. 

La vida familiar era agradable, y eso era algo que le asustaba como le emocionaba a la vez.

Las semanas pasaron rápidamente, y aunque todo funcionaba perfectamente, Daemon debió admitir que necesitaban la ayuda de Rhaenyra.

Ella ayudó algunas veces, pero por poco tiempo e intentando permanecer sentada la mayor parte del tiempo.

Las visitas a Rocadragón de grandes casas para pedir consejo, tomar decisiones sobre el reino, o solucionar problemas, se hicieron mucho más frecuentes.

Era claro que muchos ya ni siquiera visitaban desembarco del rey.

- Mi amor- dijo Rhaenyra mirando a su esposo- Déjame ayudar, no pueden con todo solos, los niños están cansados- dijo ella y Daemon se arrodilló frente a ella.

Daemon y Rhaenyra- Historias de una familiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora