Capítulo XLVI

1.8K 179 125
                                    

Hola a todos! Acá un nuevo capítulo

Esta vez veremos a Rhaenyra con una severa depresión post parto agravada por Mysaria. 

Veremos a Daemon dándole su espacio, pero siendo muy Daemon y buscando una solución.

Más adelante viene un capítulo donde veremos a Rhaenyra cuidado a Daemon, pero eso será más adelante jaja ambos tienen que tener su cuota de locura Targaryen que me encanta, así que quedan avisados.

No olviden comentar y votar. Besos y abrazos. 

Rhaenyra aún sentía que las palabras de Mysaria pesaban sobre ella.

Su cuerpo había cambiado desde que había tenido a sus hijos, llevaba las marcas de sus embarazos y sus caderas habían crecido.

Daemon ya no la miraba como antes, eso era un hecho. 

Pero no había nada que pudiera hacer, solo resignarse a ver como él se iba con otra mujer cuando decidiera que no podía encontrar lo que buscaba en ella.

Desde la conversa de Rhaenyra con Mysaria habían pasado ya 2 meses y ella seguía atormentada por sus palabras porque cada vez que se miraba al espejo veía que lo que ella decía era verdad.

Ese día la princesa estaba junto a su pequeño Viserys de solo unos meses y a su hijo Aegon el menor de 5 años.

- ¿Por qué estás triste madre?- preguntó Aegon sentado a los pies de su madre mientras ella amamantaba a su pequeño niño.

- No estoy triste mi dulce niño- sonrió ella mirándolo-Solo estoy un poco cansada.

- ¿Te sientes mal?- preguntó el niño asustado- ¿Quieres que vaya a buscar a papá?- preguntó él y ella negó.

- No me siento mal, solo cansada, dormiré un poco más tarde, y verás que se me pasará- sonrió Rhaenyra y Aegon agachó la mirada.

- Ya veo- dijo el niño y Rhaenyra notó su tristeza.

Le rompía el corazón verlo así. Ella lo sabía a pesar de que intentaba negarlo. Sabía que se estaba consumiendo y que sus hijos estaban pagando las culpas por eso.

Desde que Mysaria le había dicho esas palabras, ella había luchado para que no le importaran, pero de alguna forma ella logró meterse en su mente, hacer que desconfiara de su esposo a pesar de que ella sabía que su esposo quemaría el mundo por ella.

Se sentía tan horrible cada vez que se miraba, sentía que su cabello era horrible, que su cuerpo era horrible, y por las noches le pedía a Daemon que la dejara dormir sola, y él lo hacía. Las primeras semanas él se había negado, pero ahora él lo hacía porque no quería verla molesta o llorando.

Desde entonces cuando no estaba amamantando a su hijo, o atendiendo sus deberes reales, ella dormía para descansar porque su cuerpo se sentía cansado, no era solo por el difícil proceso de amamantar, sino que era también por su estado de ánimo.

Ya no salía con Aegon a montar en Syrax como solían hacerlo, ya no llevaba a su niño a los consejos reales, ahora ella solo aparecía allí y terminaba tan rápido como pudiera.

Su pequeño niño siempre le pedía que lo sacara a él y a Viserys a montar en Syrax, pero ella ya no tenía los ánimos para hacerlo.

Sin embargo ese día, no pudo resistirse a verlo triste, y terminó cediendo, los llevaría a él y a Viserys a montar en Syrax.

Hace tantas semanas que pasaba encerrada en su habitación que fue extraño para todos verla salir, e intentaron disimular su sorpresa a pesar de que ella lo notó igualmente.

Daemon y Rhaenyra- Historias de una familiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora