Capítulo XXXII

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Hola a todos! Y finalmente el termino de este arco, para poder dedicarme un rato a las otras historias jaja.

Espero les haya gustado el arco y no se preocupen actualizaré pronto apenas logre escribir algo para las otras historias.

¿Qué les ha parecido este arco? ¿Mucho drama? ¿Mucha emoción?

¿Algo que quieran leer para los próximos capis? 

Aparte del nacimiento de Aegon III y con eso ya tienen spoiler de que si vive jaja.

Bueno, no olviden comentar jejeje besos y abrazos. 

La llegada a la fortaleza roja fue un completo Caos, había dragones en cada parte de la fortaleza, incluso Vhagar y Vermithor estaban allí ya que sus jinetes no habían tenido tiempo de dejarlos en el pozo de dragones pues querían estar cerca en todo momento de Rhaenyra y Daemon que estaban siendo atendidos por los maestres.

En la entrada de una de las torres de la fortaleza roja, la reina y Ser Criston Cole detuvieron a Aemond, Helaena y Aegon.

- Atrás de mi- dijo Aegon tomando del brazo a Aemond y empujándolo con fuerza tras de él, mientras que ponía protectoramente a Helaena tras de él.

- ¿Qué significa esto Aegon? ¿En qué te has convertido? ¿Has traicionado a tú familia? - dijo su madre mirándolo decepcionada. 

- No, no he traicionado a mi familia, soy el segundo hijo del rey, no el heredero al trono será mejor que lo aceptes madre, porque yo no voy a oponerme al reclamo de mi hermana- dijo Aegon mirando a su madre desafiante.

- ¿Qué dices? ¿Quieres que ella te mate? - preguntó Alicent y Aegon sonrió.

- ¿Me dará de comer a su dragón? ¿Hará que mi tío me corte la cabeza, me queme y alimente a su dragón con mis restos? ¿Abrirán mis entrañas y me colgaran del maldito palacio? - preguntó Aegon a su madre y Ser Criston Cole se paró frente a él molesto porque él le había gritado a la reina.

- Cuidado como le habla a la reina, mi príncipe- dijo Ser Criston y Aegon sonrió.

- Viví años atemorizado de lo que pudiera sucederme, viví años alejándome de mi hermana y eso se acabó, si no puedes aceptar que soy un Targaryen, pues no deberías haber seducido al rey para casarte con él meses después de que la reina murió- dijo Aegon y Alicent levantó una mano para abofetearlo.

Sin embargo, Helaena había dado un paso adelante y tomó con fuerza la mano de su madre.

- No tocarás a mi hermano, nunca más- dijo Helaena empujando la mano de su madre y abrazando a su hermano que la tomó con cariño de la cintura.

- Aemond ¿Tú también estás de acuerdo con esto? ¿Cómo es posible? Sabes lo que ellos te hicieron- dijo Alicent mirando a Aemond a quién Aegon mantenía protectoramente detrás de él.

- Ya lo dije una vez madre, fue un intercambio justo, perdí un ojo, pero gané un dragón, eso está bien para mi- dijo Aemond tirando del brazo de Aegon para salir de allí.

- ¿A dónde creen que van? Vengan acá- gritó Alicent y cuando Ser Criston hizo ademán de tomar a los muchachos para llevarlos a otro lugar Aegon desenfundó su espada.

- Si quiere tocar a mis hermanos, luchará conmigo Ser Criston, frente a toda la guardia real- dijo Aegon y Ser Criston se apartó. No porque pensara que el borracho y estúpido príncipe podía con él, sino porque no le convenía meterse en más problemas con el rey.

Alicent observó cómo sus hijos salían de allí en dirección hacia donde estaban Daemon y Rhaenyra y miró a Ser Criston con los ojos rojos por las lágrimas acumuladas.

Daemon y Rhaenyra- Historias de una familiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora