Capítulo LIII

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¡Hola a todos! Y acá otro capítulo, recuerden dejarme comentarios, me motiva escribir esta historia cuando hay comentarios jeje.

Besos y abrazos.

- Algo debe haberles pasado Daemon- decía Rhaenyra que miraba lo furioso que él parecía- ¿No estás preocupado por ellos?- preguntaba ella.

- Claro que lo estoy, que esté molesto no significa que no estoy preocupado- dijo Daemon sentándose al lado de su esposa.

Esos dos mocosos habían hecho llorar a Rhaenyra, la habían hecho preocuparse, entendía más que nadie lo que era ser caóticos, pero había una diferencia abismal entre ser caótico y ser un imbécil.

Cada vez que él encabezaba una incursión cuando joven, tenía como hacerlo, y jamás iba solo, se ganaba la lealtad de sus hombres e iba a batallas y descubrimientos con ellos.

Estos dos mocosos insensatos se habían alzado al mar completamente solos, ni Corlys que era el mejor navegante de su tiempo había cometido alguna vez una imprudencia tan grande como esa.

- Daemon- dijo Rhaenyra que no entendía como él podía estar más molesto que preocupado.

Rhaenyra no dejaba de torturarse ¿Y si algo malo les había pasado?

¿Si se habían hundido en el mar? ¿Si los habían secuestrado? Por los dioses había piratas en el mar, podrían haberlos atrapado. 

¿Y si les hacían daño? ¿Y si los vendían como esclavos? Ella se llevó las manos a la cara sin querer pensar en eso.

Eran niños aún.

Si, era cierto, Aegon tenía 20 años y Jace 15, pero para ella seguían siendo niños.

- Volveré en dos días- dijo Daemon que apenas podía soportar la imagen de Rhaenyra preocupada, cansada y con lágrimas en los ojos.

- Voy contigo, tomaremos caminos diferentes para abarcar más terreno- dijo ella que buscaría nuevamente y Daemon maldijo.

- Rhaenyra, incluso un dragón debe descansar, no has dormido, has volado en Syrax horas y horas, al menos ve a descansar dos horas, yo me encargaré de buscarlos ahora- dijo Daemon y Rhaenyra negó.

Syrax resistiría, Syrax estaba igual de preocupada que ella. Siempre podía confiar en su dragona.

Daemon terminó cediendo pero juraba que cuando encontrara a esos dos, iban a desear no haber vuelto a Rocadragón.

Rhaenys por su parte llegaba a desembarco del rey, su nieto estaba desaparecido.

¿Quién en el maldito reino se había atrevido a hacerle daño a su nieto?

- Prima, debes calmarte- dijo Viserys mirando a Rhaenys que iba a partir nuevamente- Corlys está desplegando todas sus flotas, la armada real igual ha partido- dijo Viserys y Rhaenys lo miró a los ojos.

- Incluso tú has tomado a Vermithor e ido a buscarlos, no me digas que me calme, puede que Aegon no te considere su padre, pero aún así es tú sangre- dijo Rhaenys y Viserys asintió.

- Tengo una idea, bueno, acabo de enviar mensajeros- dijo Viserys y Rhaenys lo miró.

- ¿Mensajeros? ¿Una recompensa? Tenemos oro- dijo Rhaenys que daría lo que fuera por recuperar a su nieto, el oro no era problema.

- No será necesario- dijo Viserys mirando a Rhaenys- Seré sincero, la idea no fue mía, yo iba a seguir buscando aunque no tuviera idea de donde podían estar.

- La idea fue mía- dijo Alicent simplemente apareciendo.

No se preocupaba, odiaba no poder sentir nada, odiaba incluso estar sintiendo satisfacción porque Rhaenyra sufría, pero tuvo una idea, una idea simple en un momento de aburrimiento cuando intentó bordar y no funcionó.

Daemon y Rhaenyra- Historias de una familiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora