Capítulo L

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Hola a todos! Acá un nuevo capítulo jeje. Esta vez les gustará jeje.

No olviden comentar y votar.

Pd: No pude responder algunos comentarios, pero los responderé en cuanto pueda, aún así, comenten jeje.

- ¿No vas a decirme que sucede?- preguntó Daemon y Rhaenyra lo miró a los ojos. 

Conocía esa mirada, él se sentía ofendido y ahora lo comprendía.

Él pensaba que ella nuevamente le ocultaba algo.

- No sucede nada- dijo ella acariciando su rostro intentando calmarse- ¿Por qué crees que ocurre algo? Solo me sentí un poco mal, eso es todo- dijo ella acariciando el rostro de su esposo y él le apartó la mano.

- Como desees- dijo él parándose y saliendo de allí.

Rhaenyra sintió que su corazón se encogía porque era más que evidente que él no confiaba en ella, pero él tenía que esperar un poco y él vería todo lo que sucedía, él se daría cuenta que no le ocultaba nada, que no era que ella no confiara en él.

Para su suerte, el maestre Gerardys había detenido a Daemon, pues le había pedido ayuda con algunas palabras que necesitaba enseñarle a los niños en Alto Valyrio. 

Por supuesto, Daemon no le había creído en absoluto, pero ya estaba cansado y decidió seguir la corriente. 

El maestre miró a Rhaenyra y ella lo miró suplicante, él solo asintió y le dijo que él intentaría encargarse.

Rhaenyra y Rhaena suspiraron aliviadas cuando él se fue con el maestre y siguieron organizando todo, todo debía ser perfecto. Todo debía ser perfecto para celebrar a su esposo al día siguiente.

A media tarde, mientras Daemon estaba con Aegon y Viserys, Rhaenyra recibió un mensaje de Aemond y Helaena.

Rhaenyra fue hasta donde ellos estaban a las afueras de Rocadragón, y se encontró con el herrero que ellos habían traído.

El hombre lucía asustado y Rhaenyra realmente esperaba que Aemond no hubiera sido muy rudo con él, pero Helaena parecía estar siendo amable con él.

- Mi lord, lo siento mucho- dijo Rhaenyra mirando al hombre y él la miró a los ojos.

- Princesa, no soy un lord, solo un simple herrero y orfebre que está a su disposición- dijo él tomando sus manos y Rhaenyra sonrió.

Al menos todo eso había salido bien.

- ¿Ahora está a su disposición? ¿Luego de que me retó a un duelo para poder venir?- preguntó Aemond casi tomando su espada.

- ¿Un duelo?- casi gritó Rhaenyra mirando entre el herrero y Aemond.

- El príncipe no me dijo que era para servirla a usted princesa, pensé que él quería gastarme alguna broma, como lo hicieron una vez él y el príncipe Aegon- dijo el herrero y Rhaenyra tomó a su hermano por la ropa.

- Aemond- gruñó ella y Aemond tragó pesado.

- Hermana, te lo explico luego ¿Si? Por favor- dijo él que realmente le tenía miedo a su hermana.

- Hablaremos, no creas que no- dijo él y Helaena se encogió de hombros, ella no defendería a su esposo.

Rhaenyra le dijo al herrero lo que quería y él sonrió.

Rhaenyra tomó el anillo de su abuelo Baelon, que su padre le había dado, y le pidió al herrero que lo ajustara a la medida de Daemon, pero que además, agregara en el anillo rubíes rojos que remarcaran el dragón tricéfalo representante de la casa Targaryen.

Daemon y Rhaenyra- Historias de una familiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora