El príncipe Yun había pasado con rapidez hacia la recámara de reuniones, que quedaba en el segundo nivel, pero antes se detuvo por el área de cocina. El grupo de cocineras se sorprendió al verlo encaminarse hacia ellas.
—Hola —saludó con un dejo de nerviosismo.
—Alteza, Yun —saludó la cocinera de más edad y todas reverenciaban—, qué honor tenerlo por acá Oímos sobre su recuperación, nos sentimos felices de tenerlo de vuelta ¿A qué se debe esa sorpresa? Usted no frecuenta la cocina.
Algunas se rieron mientras cubrían sus bocas con discreción. Yun se quedó un tanto petrificado, porque era cierto, él nunca se acercaba a los lugares de la servidumbre, a diferencia de su hermano Jin, o de Shun que tenía la obligación de supervisar todo el palacio por orden de su padre.
—Pues... gracias por sus palabras y ahora me es necesario... —se detuvo para analizar sus palabras—. Verán, hay una joven, invitada mía, de tez morena clara, cabello liso y largo, viste una bata como la mía. Ella no ha comido nada, así que necesito que le lleven el desayuno al cuarto de enfermería, gracias —reverenció al terminar su frase y el grupo de cocineras devolvió el gesto con una sonrisa.
—Así lo haremos, su majestad, no se preocupe. Todo para atender a su invitada de honor —respondió la cocinera.
Yun sonrió y unos pasos que escuchó detrás de él llamaron su atención de inmediato, por lo cual volteó para ver de quien se trataba.
—Hermano, te he estado buscando como loco y no tenía idea de que estabas aquí, pero, por si acaso igual vine a ver —dijo Jin agitado mientras se recostaba en el marco de la puerta—. Padre está furioso porque no llegas y me mandó a buscarte, parece urgente.
—Pero, si no he tardado nada —dijo con el ceño fruncido—, literalmente nos acabamos de ver, solo vine a pedir un favor.
—¿Ya lo has hecho? ¡Vamos! —Jin tiró de la manga larga de Yun para que se adelantara—. Señora Xiang, buenos días, chicas... —saludó a las cocineras con una radiante sonrisa.
Todas lo saludaron con mucha alegría, así era como se sentían con la presencia del príncipe Jin, quien reverenció y salió corriendo para alcanzar a su hermano.
—Oye, Yun ¿Y qué tanto haces, que padre está furioso? —inquirió Jin, un tanto confundido un poco con la actitud de Yun, mucho más con la de su padre.
—Eso es lo que no entiendo, Jin. No he hecho nada para que se porte molesto —respondió Yun—. A lo mejor está así por el tema de... madre. Quizá por lo de Shun. Ay, no sé, en realidad no entiendo tampoco nada de lo que está pasando, pero hace un rato me encontró junto con Siu en los jardines y fue muy cortante con ella, bueno... con los dos.
Jin analizaba cada cosa que decía su hermano y por más que le diera vuelta a todo, no lograba comprender qué pasaba.
—Pues, no sé qué le pasa, pero de que algo es, no hay duda —dijo Jin y ambos se dispusieron a subir las gradas.
—Lo sé. Ya ni siquiera pudimos investigar sobre los dragones —comentó Yun con decepción.
—Bueno, en lo que te reencontraste con tu amiga yo pude encontrar algo que quizá nos pueda guiar. Tendremos que hacer la investigación luego de la reunión con padre —aseguró Jin.
—Suena de mucha utilidad, ya veremos —dijo Yun un tanto distraído, porque, en cuanto pasaron por la sala de enfermería, el joven príncipe no pudo evitar voltear a ver hacia ese lugar. Estiró un poco el cuello y allí vio a Siu, sentada mientras jugaba con sus manos el pendiente ya colgando de su cuello.
Jin carraspeó, trayendo de vuelta la atención de su hermano.
—Ella te preocupa mucho, ¿verdad? —preguntó Jin con la ceja arqueada. Y sin rodeos.
—Pues... Claro que sí, ella intentó ayudarme a su manera, perdiendo a sus padres en el proceso, igual que nosotros a madre. Pasamos por mucho en tan poco tiempo, y aunque suene descabellado, siento que la conozco de años... no sé como explicarlo mejor. —Yun de inmediato sintió un calor en sus mejillas al lanzar tal confesión que solo deseaba guardar para él.
Jin sonrió ante aquello, sin decir todo lo que opinaba, porque algo había cambiado en su hermano con ese viaje. Quiso decir algún comentario más, pero en cuanto se dieron cuenta ambos hermanos, ya habían llegado a la entrada de la recámara de reuniones real.
—Bueno... Vamos a ver qué es eso tan importante de lo que padre quiere hablarnos —dijo Jin mientras arrugaba la frente, para ser el primero en entrar al lugar.
«Aquí vamos y no creo que sea algo bueno, puedo presentirlo», se dijo Yun, quien suspiró y pasó adelante ante su padre de toscas facciones.
—Toma asiento, Yun —ordenó su padre mientras extendía la mano para indicarle su asiento.
Yun se apresuró y se sentó mientras volteaba a ver al confianzudo de su hermano, que se había tomado el atrevimiento de recostar los pies en la mesa real.
—Bueno, padre... Suelta ya el tema del que deseas hablar —dijo un relajado Jin con una sonrisa de miedo lado.
—¡Jin, baja los pies de allí! Ay, Buda, ¿qué hice para que me dieras un hijo tan irrespetuoso? —espetó Heng mientras se llevaba la mano a la frente.
—Bueno, perdona, solo pensé que esta sería una reunión informal, no te sulfures —Jin obedeció de inmediato esbozando un puchero.
Yun negó con la cabeza y apretó los labios para evitar reírse, su hermano se estaba volviendo más descarado que de costumbre y lo que le sorprendía de él mismo, era que milagrosamente ya no le molestaba que su hermano se comportara así. «¿Pero qué está pasando conmigo», se preguntaba el joven príncipe para sus adentros.
—Bueno, hijos, a lo que venimos —soltó Heng de inmediato—. Primero que todo, quiero darles la noticia de que Shun está fuera de peligro —Ambos príncipes esbozaron una sonrisa genuina de felicidad con esa noticia—. Lo siguiente se trata de lo que nos depara. Como sabrán, Ciudad Prohibida ha tenido un impacto demasiado grande en nuestras calles y en nuestros corazones...
Tanto Jin como Yun asintieron, porque su padre tenía toda la razón. Heng prosiguió en su pequeño discurso.
—El día de hoy, me prepararé para dar un discurso a todas las víctimas que aún están sufriendo las secuelas de esta tragedia; no es fácil, pero ahora me siento con el ánimo de al fin poder dar la cara. Debemos seguir adelante y continuar la investigación de quienes fueron los que nos emboscaron, de dónde vinieron esas bestias para erradicarlas, ya que son una amenaza para nuestra gente. Ah, y otra cosa muy importante. Tanto Shun como ustedes...
Yun se acomodó en su asiento para escuchar mejor y Jin acercó su rostro con la intriga en todo su rostro. Heng respiró profundo antes de proseguir.
—Verán, necesitamos unir nexos con otros sectores de poder, es decir que... Los tres deberán comprometerse cuanto antes —dijo Heng de brazos cruzados.
Ambos príncipes se voltearon a ver con sus orbes abiertos a la máxima capacidad, no cabían en la sorpresa de lo que su padre les decía, pero por lo que dijo, no era una sugerencia... Se trataba de una orden.
-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-
Continuará...
-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-
ESTÁS LEYENDO
La guerrera del Príncipe Dragón
RomanceLa desgracia ha llegado a Ciudad Prohibida. Una maldición se apodera de la vida de An, la esposa del Emperador y amada Emperatriz del reino. El tiempo es muy limitado, pero aún hay esperanza. Un sabio de dudosa procedencia, dijo que la única salvaci...