Capítulo 7

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Jayden

Me asomé a través del libro al oírla sorber por la nariz.

-¿Estás bien? -Le pregunté, pillándola de imprevisto.

-Sí. Es sólo que no quiero que muera. Ella no puede morir...

-Es un libro Adri. -Le recordé.

-Sí pero le tengo mucho cariño a estos personajes. Es como si fueran parte de mí.

-Que sensible eres -me burlé de ella.

-¿Puedes dejar de meterte conmigo y seguir? -Preguntó escrutándome de mala manera. Suspiré dramático.

No me moví de la puerta durante las diez horas de operación. Nadie salía a informarme de nada. Me estuve volviendo loco. Cada vez había más y más personal ahí dentro. Nada, no pasaba nada. El cirujano salió. Empezó a dar vueltas de una pared a otra, desquiciado. Me miró unos segundos, no sabía que más hacer o eso fue lo que me transmitieron sus ojos. Hablé. No me respondió. Alguien abrió con fuerza la puerta y le pidió que volviera dentro rápido. Golpeó el marco de la puerta con rabia e hizo lo que le pidieron. Puse la oreja para ver si llegaba a escuchar algo de lo que estaba pasando, y lo oí... La estaban perdiendo, su corazón dejaba de latir, ya no había pulso. Aporreé la puerta con fuerza. Quería verla, tenían que dejarme estar ahí. Dos seguratas me cogieron por los brazos y me estamparon contra una de las paredes.

-Soltadme. Tengo que verla. -Grito haciendo fuerza para que me suelten.

-Cálmese.

-Les estoy diciendo que me suelten -repito golpeando con un pie, el suelo.

-Este no es un lugar para hacer escándalo. Nos lo llevamos fuera -avisa a su compañero.

-No. Tengo que estar aquí. -Me ponen de pie y caminan conmigo. Le doy un rodillazo a uno de ellos y consigo soltarme, pero no tardan mucho en volver a agarrarme. Sacan la porra advirtiéndome de lo que va a pasar si sigo resistiéndome. Forcejeo de nuevo. Piden refuerzos, me llevo un porrazo. Oigo como se abre la puerta tras nosotros. Me giro. Y los ojos del cirujano lo dicen todo.

Unos meses después.

La vida puede cambiar mucho de un año a otro, como es mi caso. Costó demasiado salir adelante después de ese espantoso día. Pero finalmente mi vida empieza a ir por buen camino. Estoy felizmente casado con una maravillosa mujer. Voy a ser padre. Y me han contratado en uno de los mayores bufetes de abogados, en Canadá.

-Espera. -me interrumpió Adri-. ¿Ya se ha olvidado de ella?

-Hombre, no le iba a llorar toda la vida. -Respondí sabiendo que le iba a molestar.

-Ya... Pero si tanto la quería... No lo entiendo.

-Y la seguirá queriendo, pero tiene derecho a rehacer su vida.

-Pues si yo estuviera en su piel creo que jamás saldría adelante. Que el amor de tu vida se vaya, debe destrozarte por dentro. -Dijo triste.

-Sigamos -volví al libro dando por terminada la conversación.

No puedo pedir más

-¿Otra vez escribiendo en ese diario? -Escucho esa melodiosa voz.

-Quiero que quede grabado para que nuestros nietos lo lean cuando ya no estemos.

-Mira que eres romántico, Caiden Wars.

-Tú haces que lo sea, Aisha O' Connell.

                                                                                                                                                           Fin.

Quiero BesarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora