Capítulo 35

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Jayden

Tardaron cerca de una hora en sacarle sangre. El líquido rojo se resistió a salir y cuando lo hizo le comenzaron a dar nauseas. Eso fue lo que me dijo la enfermera que aunque vino a por Dean, tuvo la empatía de informarme a mí también. Pasé una hora llena de incertidumbre. Luca estaba sedado y bastante mal. Adriana, como había advertido el doctor, se desmayó. La acomodaron en el box de al lado del pequeño y me colé para verla. No quería que se alterara al verme así que estuve muy poco tiempo por si despertaba. Su piel tenía un tono blanquecino y su respiración era muy pausada. Le habían puesto un suero por el que pasaba un líquido transparente y un monitor conectado para prevenir y estar atentos. Me quedé en la salita de espera con Dean  y Lola, a quien noté muy nerviosa, normal en esas circunstancias.

-¿Puedo hacerte una pregunta? -Lo pillé desprevenido.

-Claro, tío.

-¿Entre tú y Adriana ha pasado algo? -Bajé un poco de más la voz por su madre, pero ella no parecía estar con nosotros en ese momento.

-No. Le tengo mucho cariño y es una buena chica, pero no ha pasado nada. Respeto vuestra relación.

-¿Si ella y yo no tuviésemos algo, lo intentarías?

-Ya te lo he dicho. Es muy buena chica y bueno, hay muchas cosas que me gustan de ella. Tal vez sí.

-Ya...

-Pero entre tú y ella ya no hay... -Lo detuve.

-Ella y yo estamos destinados a estar juntos. Lo que está pasando ahora es... Temporal.

-¿Temporal? Estás jugando con ella. No tienes ni idea del daño que le has hecho. No me puedo creer que digas eso. -Se puso en pie.

-No puedo decir otra cosa. Es lo que hay...

-Ya, claro. Si has vuelto a su vida o si sigues insistiendo para seguir haciéndola sufrir, de verdad que deberías hacértelo mirar.

-No tienes ni puta idea. -Me puse a su mismo nivel.

-La tengo más de lo que te piensas. Esa chica no te merece, ni tu a ella.

-Por ahí no. -Lo advertí.

-Jay, te tengo aprecio, de verdad que sí. Pero trata de alejarte antes de que termines de destrozarla. La estás rompiendo en pedazos.

-Ella no está rota. Nunca lo estará. -Echó a caminar hacia el pasillo y traté de seguirlo, pero Lola me retuvo provocando que me volviera hacia ella.

-Cariño... No peleéis. No es momento para esto.

-Lola, tú sabes que la amo. Sabes todo lo que está pasando.

-Lo sé, cielo, lo sé.

-No puedo más. Esto me supera. -Dije dejándome caer de rodillas delante de ella. Apoyé la cabeza en su regazó y sentí su mano acariciarme.

-Pronto volverá todo a su lugar. -Respondió muy segura.

-¿Por qué tiemblas? -Pregunté.

-He hecho algo malo, cariño... Y el karma me lo va a devolver.

-¿A qué te refieres, Lola? -Levanté la cabeza y la miré. No volvió a decir nada más.

Adriana despertó al poco tiempo, algo confundida. No quise entrar a verla para no alterarla, pero Julia me informó de todo. La transfusión de sangre del pequeño fue todo un éxito y pronto se mejoraría. Lola estaba cada vez más nerviosa y Julia, que aunque no tenía idea de lo que le ocurría a su madre, trataba de calmarla. Nuestros amigos se pasaron por la noche a dejar varios peluches para Luca y preocuparse por él. Todos le teníamos mucho cariño a ese pequeñajo.  Bastante entrada la noche, me decidí a entrar a verla y para mi sorpresa no me echó, al contrario, me contó un poco sobre el libro. Horas después vino una enfermera del nuevo turno a cambiarle el suero y ella le pidió verlo. La chica le aseguró que al día siguiente podría, pero que en ese momento tenía que hacer reposo. A pesar de la advertencia, se coló en su habitación.

Quiero BesarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora