Adriana
No solo había tenido la decencia de volver, sino que también lo había hecho con ella. Si al principio de todo tenía mis dudas con respecto a ellos dos y sus corazones huecos, ahora las podía confirmar. Eran malas personas, frías, sin sentimientos, personas a las que no les importaba hacer daño al resto, solo miraban por y para si mismos. No podía decir que lo hubiese olvidado en el tiempo que no lo había visto, pero al menos me sentía más tranquila, pues él no era un hombre que yo mereciera tener y siempre era mejor darse cuenta antes de que fuera muy tarde. Seguía queriéndolo, mi mente y mi corazón lo echaban de menos, pero también entendían o querían entender que no estaba bien sentir algo por él. El pasado me había vuelto pasota e indiferente ante las relaciones ya que estas no me interesaban en lo más mínimo. Pero Jayden Fischer vino para romper todos los esquemas y me hizo sentir lo que jamás creí que sentiría. Había una cosa que si le quería agradecer y esa era el haberme enseñado a amar, aunque no hubiese sido reciproco. Amar era muy bonito si se era correspondido, valioso, único y alucinante. Un agujero lleno de miles y miles de sensaciones. Mariposas revoloteando dentro del estómago. Abrazos llenos de respeto. Besos repletos de amor. Por el contrario, no podía agradecerle por haberme mostrado lo que era el sufrimiento de una ruptura. Todo lo bueno pasaba a ser malo. Las cosas bonitas quedaban opacadas por las demostraciones contradictorias. Los besos sin un rastro del amor que le habían dado. Los abrazos ya no tenían el respeto de antes. Las sensaciones ya no eran las de antes, sino más duras. Y los gusanos se habían olvidado de como hacer la metamorfosis, pues ya no se convertían en bellas mariposas que volaban.
Me costó mucho contactar con Olivia y cuando por fin lo conseguí su voz me puso en alerta, algo no estaba bien en la vida de mi amiga. Le pedí que viniera a casa y habláramos porque aunque lo más lógico hubiera sido que me presentara yo en la suya, no lo iba a hacer. No quería ver a Tiffany y estaba segurísima de que ella tampoco querría verme a mí. Mientras la esperaba, recibí una llamada de Esai. Me contó las novedades de su vida, sobre su familia y sobre la beneficencia. Me sentí automáticamente culpable cuando me contó sobre eso último, pues no había vuelto a ir y no porque no me apeteciese. Le prometí que lo haría pronto y llevaría tortilla para todos con la ayuda de mi buen amigo Dean. Este me había enseñado varias cosas de cocina y nos entendíamos sorprendentemente bien con la especias. Terminamos la conversación cuando la vi aparecer por la puerta del jardín. La noté bastante cansada, como si no hubiese descansado en varios días.
-Últimamente es muy difícil contactar contigo... -Bromeé para romper el hielo y sacarle una sonrisa.
-Han pasado muchas cosas en casa...
-¿Quieres hablar de ello? -Pregunté ofreciéndole mi apoyo incluso antes de saber lo que había pasado. Tardó bastante en responder.
-Mis padres se quieren divorciar...
-¿Qué? -Eso no me lo esperaba. Sus padres eran de esas típicas parejas que se conocían en el colegio y envejecen juntos. O eso creía unos segundos atrás.
-Han habido muchas peleas desde que... -Podía hacerme una idea de lo que quería decir.
-Desde que Tiffany ha vuelto, ¿cierto? -Asintió confusa.
-¿La has visto? -Negué.
-¿A qué se deben esas discusiones? Tu hermana ha vuelto hace muy poco, no puede ser que decidan separarse por ella.
-Es complicado... Ellos siempre se han llevado bien, salvo cuando la loca de mi hermana la liaba y mamá se ponía de su parte porque es su hija.
-¿Y tu padre no estaba de acuerdo?
-Nunca. Y con razón. Todo el mundo sabe lo mala que es y que mi madre no quiera verlo...
-Entiendo. Las madres nos quieren por encima de todo, aunque ello conlleve a algo malo para ellas.
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Quiero Besarte
Novela JuvenilSegundo libro de la bilogía 💋Pídemelo💋 Tras el accidente nada volverá a ser igual... Habrá secretos que saldrán a la luz, mentiras, dolor y traición. ¿Podrán vivir su amor como siempre han querido o algo volverá a interponerse entre ellos?