Adriana
No pude ocultárselo más y se lo expliqué todo. Entendió que no quisiera quedarme en su apartamento, pues había recuerdos que no se podían borrar y no me iba a hacer bien rememorarlos.
-¿Y ahora?
-Ahora nada.
-¿Pero estáis juntos? -¿Qué respondía a eso?
-No tengo ni idea de lo que somos...
-Bueno, tampoco te precipites. Yo he visto como se comporta contigo y está completamente enamorado de tí. -Todos decían lo mismo, pero era irónico...-. Pienso que debe ser cierto lo que te ha dicho.
-Yo no estoy tan convencida.
-Deberías hablar con él, ¿no te ha dicho cuando vendrá a verte?
-Dudo que lo haga.
-No seas tan negativa...
-No lo estoy siendo.
-Vale, cambiemos de tema. ¿Qué vas a hacer ahora que te quedas?
-Volveré a las clases si el director me lo permite y a rehabilitación si aún tienes hueco para tratar a una más.
-Para tí siempre lo tendré.
-¿Sabes que más se me ha ocurrido hacer? -Negó-. He pensado que podría buscar trabajo.
-¿Ahora? -No pareció convencerle mucho.
-¡Sí! ¿Por qué te sorprende?
-No, es que, es pronto, tienes que preocuparte por estar bien al cien por cien y luego podrás.
-Necesito alguna distracción.
-Lo entiendo, pero con los estudios y nuestras sesiones te aseguro que tienes para rato. NO TE VAS A ABURRIR. -Sonó muy seguro.
Le ofrecí cenar en casa y a mi madre le alegró mucho verlo allí. No preguntó la razón por la que estaba en casa y no con Jay algo que agradecí, aunque en cuanto se fuera nuestro invitado, lo haría. Me contaron un montón de anécdotas que les había pasado en el hospital y también hablaron sobre la chica que tenía una pequeña obsesión con mi amigo, ahí sentado. Ya me imaginaba quien era la chica y no me pareció nada raro. Como había dicho, lo raro era que no tuviera nada por ahí. Una hora más tarde llegó Matthew, quien se ofreció a quedarse en casa en cuanto mi madre le dijo que no me había marchado. Esos dos iban a acabar más juntos y revueltos que los de la película. Al terminar de cenar, Dean y yo fregamos los platos, bueno, los fregó él tras yo ceder a su insistencia. Un poco más tarde se marchó recordándome que tenía cita para dentro de dos días, así el día siguiente lo tendría libre para ir a hablar con el director del Venice y a idear mi plan. El plan cero lo había llamado. Básicamente se basaba en descubrir que quería en mi vida, tarea bastante complicada. Intenté subir a mi habitación sin que mi buena madre me preguntase por Jay, pero fue inútil porque me siguió hasta el principio de la escalera.
-Cariño -su voz hizo que me girara.
-¿Sí, mamá? -Soné infantil, como si no supiese lo que iba a preguntarme.
-¿Estás bien? -Pues no, no tenía ni idea de que fuese eso lo que iba a preguntar.
-Yo... ¿Sabes...?
-Sí, Jay me llamó al salir del trabajo.
-Supongo que tú si que te has creído el cuento.
-Cielo...
- ¿Te lo has creído no? -Sonreí irónica.
-No tienes razones para no creerle.
-Claro que las tengo y tu deberías tenerlas también.
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Quiero Besarte
Teen FictionSegundo libro de la bilogía 💋Pídemelo💋 Tras el accidente nada volverá a ser igual... Habrá secretos que saldrán a la luz, mentiras, dolor y traición. ¿Podrán vivir su amor como siempre han querido o algo volverá a interponerse entre ellos?