Capítulo 34

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Adriana

-En otro momento.

No teníamos que hablar cuando él quisiese. Ni siquiera teníamos nada de que hablar. Pero al parecer él no opinaba lo mismo porque se quedó muy cerca de nosotros y disimuló para no llamar la atención del resto mientras insistía. Dean hizo el amago de dejarnos a solas y le ofreció mis brazos para que se pegara a mí. Yo lo retuve como pude, pero me dedicó una mirada llena de confianza y se fue a jugar con algunos de los niños. Antes de eso, Jayden le agradeció y posó sus manos en mi cadera.

-No me toques. -Le advertí.

-Estamos bailando. -Contestó sin más.

-No es una lenta para que te tengas que pegar a mí.

-Antes tampoco lo era y estabas bien pegadita a él.

-No es lo mismo. -Defendí.

-¿Ah no? -Negué con la cabeza-. ¿Y cuál es la diferencia?

-Que él puede hacerlo.

-Él puede hacerlo... -Repitió buscando sentido en esas palabras-. ¿Puedes explicarme desde cuándo tiene el derecho de tocarte? Dime cuando ha empezado otro a tener el derecho que tenía yo.

-El día que me engañaste. -Dije muy tranquila.

-Yo no te... No has tardado en cambiarme.

-Mira quien fue a hablar.

-¿Sus besos son mejor que los míos? ¿Te besa mejor que yo? ¿Sabe tocarte? ¿Acaso sabe como tratarte? Dímelo. -Me ordenó al oído.

-A tí no te importa nada de eso. -Me separé un poco.

-Entonces, ¿es cierto? -Preguntó apretándome de nuevo con su cuerpo. No pude distinguir su expresión. Era algo entre tristeza, enfado y rabia.

-¿El qué? -No entendí a que se refería.

-Lo vuestro. ¿Estáis juntos?

-¿Qué dices? No.

-¿Y por qué dejas que te bese? -Insistió.

-¿Por qué dices eso?

-Porque te vieron.

-¿Me vieron? -Eso era imposible.

-Sí, el guardaespaldas que contraté. Dijo que os había visto besándoos. -Por fin lo comprendí. Le había pedido al vigilante ese que se inventara haberme visto besarme con él. No tenía porque reclamar nada así que estaba tranquila de que no fuese a hacerle nada. Contuve las ganas de reír.

-No quiero a nadie vigilando lo que hago.

-¿Por qué? ¿Tienes algo que ocultar?

-No. Pero es mi vida y yo decido lo que quiero y lo que no. Tú ya no tienes nada que ver en ella, así que no te incumbe lo que haga.

-Todo lo que te pase o hagas, me incumbe, porque estoy enamorado de tí. -Mi risa sonó por toda la sala y un par se unieron a mí.

-¿Enamorado? Creo que no entiendes el significado de esa palabra. -Me miró detenidamente buscando algo en mis ojos. Le seguí la mirada demostrándole que no me sentía cohibida.

-No hay día que no piense en tí. Te echo de menos...

-Deberías volver con ella. -Volví a separarme de él para ir con los demás, pero me retuvo por la mano.

-Adri, yo...

-Adri, creo que deberías contestar, es urgente. -Dean me tendió el móvil justo cuando se cortó lo que debía ser una llamada. Tenía como por lo menos, doce llamadas de mi madre. Marqué el número lo más rápido posible y esperé impaciente. Mamá nunca insistía por teléfono así que debía ser verdaderamente una urgencia.

Quiero BesarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora