Capítulo 10

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Adriana

¿Irme con él? Que no me malinterpretase nadie, pero no me parecía buena idea. No por él, sino porque quería terminar los estudios junto a mis amigas, organizar todo con tiempo y no sé, ¿Despedirme como era correcto? Al menos contarlo y que no me tomaran por loca por decidir algo de un día para otro, sin un plan. A parte que no me gustaba que me ordenaran, ya era lo bastante mayorcita como para decidir si quería o no hacer algo. Que quería, claro que sí, pero más adelante, no con prisas.

-Está aquí -dijo y tuve que preguntar a quien se refería con la esperanza de que no fuera ese, ese ser. Su silenció basto para confirmarme que sí lo era...

No podía ser. ¿No le daba miedo que la policía lo parara? Aunque bueno, él ya había cumplido condena, ¿De qué lo iban a acusar? De nada. Aún así no entendía como era capaz de estar cerca de su "familia" después del daño que había causado. Hasta ese momento había tratado de no pensar en el pasado. No estaba olvidado, pero no quería recordarlo. Mi intención era hacer vida nueva y eso ya no iba a ser posible... Tenía miedo. Muchísimo miedo. Sabía que sería capaz de volver a acercarse a mí y estaba lista para lo que pudiera pasar, pero eso no quitaba que pudiera temerle. Así que al final irme con Jay, no era tan mala idea.

¿Y dónde vamos a vivir? -Pregunté mas que nada por saber si nos íbamos a tirar a la aventura o si él sí tenía todo planificado como había dicho. Soltó el aire aliviado al ver que empezaba a replantear nuestra marcha.

-Por eso no te preocupes, mira. -Se tumbó a mi lado con su móvil en la mano y empezó a pasar fotos de su galería-. Viviremos aquí. No es muy grande, pero bastará para los dos.

-¿Y cuántas habitaciones tiene? -Indagué.

-Una, ¿Por qué? ¿Ya quieres que tengamos hijos? -Preguntó divertido. A mí no me hizo la misma gracia, pero traté de que no se notara.

-Lo digo por si alguno de nuestros amigos se queda a dormir. Porque podrán venir, ¿no?.

-Claro que podrán. Siempre podemos comprar un colchón hinchable, además, el sofá se hace cama. No te preocupes por eso.

-¿Y podremos venir nosotros?

-Bueno... Eso no creo que sea posible. -Me desanimé un poco más-. Adri, yo sé que no es lo que quieres. Te entiendo... Pero es lo mejor. Sabes que no haría nada que pudiese hacerte daño, todo lo hago por tu bien.

-Lo sé, Jay, no creas que me molesta tener que irme contigo. Lo que no me gusta es tener que hacerlo así, casi obligada.

-Lo siento... Había otras formas de decírtelo. No quería que enteraras de que, bueno, que él... Es que no hay otra opción, es eso o quedarnos arriesgando.

-Jay -llamé su atención ya que miraba a un lado bastante agobiado por la situación-. Sabes que no te obligaría a quedarte aquí conmigo ¿No? -Asintió.

-Sé que no. Pero nunca te dejaría sola y menos ahora.

-Perdona por haberme comportado como una niña. Te quiero mucho, quiero estar a tu lado y vivir contigo. Lo único es que pensaba que cuando fuéramos a dar ese paso, sería bonito y no casi huyendo.

-Yo también te quiero, peleona. Te prometo que la próxima vez que vayamos a vivir juntos será especial. Palabra. -Levantó la mano a modo de juramento.

¿Cuándo nos vamos? Tendré que coger las cosas de casa y despedirme. ¿Cómo crees que se lo tomarán las chicas?

-Nos vamos en una semana. Las chicas... Pues ellas se lo van a tomar tan mal que van a venir a patearme el culo. Y eso es lo más suave que son capaces de hacer. La otra es que me quemen el coche. ¿Hay alguna posibilidad de que les des la noticia cuando ya no estemos aquí? -Negué divertida.

Quiero BesarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora