Adriana
Me despedí de Dean con intriga por lo que había intentado contarme y subí a la habitación en brazos de Jay.
-No sé si te has dado cuenta todavía, pero puedo caminar -señalé el suelo para que me bajara.
-¿Qué dices? No me había fijado. -Dijo falsamente sorprendido.
-Pues te lo digo ya. Puedo caminar.
-Lo sé. -Contestó tranquilamente.
-¿No piensas bajarme? -negó-. ¿Por algo en especial?
-Me gusta tenerte sobre mí -susurró a mi oído y eso provocó que me erizara. También me sonrojé y el se rió al darse cuenta-. Eres una pervertida -me acusó sabiendo lo que me había imaginado.
-No. Tú, -lo señalé- lo has dicho con segundas para provocar esto.
-Ay pequeña, pequeña. Dios sabe los sueños que habrás tenido durante estos meses.
-¿Qué estás insinuando? -pregunté haciéndome la ofendida.
-Nada. -Negó con la cabeza varias veces sin dejar de sonreír y siguió caminando conmigo en brazos hasta llegar al cuarto, que por cierto, me lo habían cambiado por otro más grande y con vistas a un bosque.
Le conté que en menos de una semana podría volver a casa, algo que el ya sabía porque tenía pajaritos que se lo contaban todo. Y no le conté nada sobre lo ocurrido con las ecografías. Esperaba que nadie se lo hubiese contado tampoco, porque era algo privado y no debían ir contándolo por ahí, por mucho que fuese él.
-Oye, Jay. -Lo llamé haciendo que apartara la vista de su teléfono y la dirigiera hacia mí. Últimamente pasaba mucho tiempo pendiente del aparatito y me parecía raro, puesto que no le solían gustar esas cosas. Incitó a que siguiera hablando-. ¿Hay algo que tenga que saber?
-¿A qué te refieres? -frunció el ceño, confundido. Eso me hizo dudar sobre si había más cosas sobre las que no sabía nada y debía saber.
-Antes, en el gimnasio... No importa.
-¿Qué pasa? ¿Te ha dicho algo ese capullo? -lo insultó levantándose de golpe del sillón.
-No lo insultes... -solo yo lo llamaba así y era con cariño-. No me ha dicho nada, ¿Debería? -Hice una gesto para que volviera a sentarse.
-No -dijo cortante.
Sentía que había algo que no me contaba y no me hacía mucha gracia no estar informada de las cosas. Pasaron dos días de los cuales no supe nada de Dean. Era extraño porque cada día venía a saludarme, antes de empezar su turno. Pero pregunté por él toda la mañana del segundo día a los enfermeros, hasta que uno me explicó que se había ido a cubrir una emergencia, toda la semana. Me quedé más tranquila aunque me decepcionó un poquito que no fuese a estar cuando me fuera. Igual tampoco pasaba nada porque a él tenía que seguir viéndolo. Al cuarto día Robin se pasó por la habitación. No tenía buenas noticias. Yo sabía cual era el resultado, antes incluso de que ellos hicieran nada. Mucho antes del accidente.
-¿Podemos hablar a solas? -pedí para que Jay no oyera nada.
-Lo que tú prefieras, Adri. -Abrió la puerta invitándole a salir.
-Cualquier cosa estoy en la cafetería -informó poco convencido y se marchó.
-Bien. -Empezó a hablar-. En las primeras ecografías que te hicimos, salió una alteración. Tu útero estaba perforado cuando llegaste al hospital el día del accidente y tuvimos que hacer una histerectomía parcial ¿De que trata eso? Pues es una extirpación de la parte superior del útero. No tocamos los ovarios porque no lo creímos necesario. ¿Qué pasa sin esto? No volverás a tener la menstruación, pero seguirás produciendo óvulos y hormonas, hasta la menopausia. -No dije nada y dejé que siguiera hablando-. Me temo que no hay ninguna noticia buena de esto y debes saber que... -Lo interrumpí.
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Quiero Besarte
Teen FictionSegundo libro de la bilogía 💋Pídemelo💋 Tras el accidente nada volverá a ser igual... Habrá secretos que saldrán a la luz, mentiras, dolor y traición. ¿Podrán vivir su amor como siempre han querido o algo volverá a interponerse entre ellos?