Capítulo 26

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Adriana

Estuve tentada de ir a la habitación de Et y pedirle explicaciones, pero no me atreví. Volví con Jayden a la cama y este me aprisionó contra él con su brazo.

-¿Dónde estabas? -Preguntó dormido.

-Bebiendo agua, duérmete. -Metió la cabeza entre mi cuello y no tardé en escuchar su profunda respiración.

Le di vueltas y vueltas a las palabras de Allie y por mucho que traté de negármelo a mí misma, no encontré una justificación razonable para ello. ¿Tenían razón las chicas cuando insinuaron que él no me había olvidado? Ni siquiera había pensado nunca que pudiera gustarle, al contrario, siempre lo desmentía. Lo veía un buen amigo, nada más, pero uno no se imagina a su amiga mientras está con otra chica en la cama... No me atrevería a mirarlo a la cara, era algo muy personal y la hermana de Connor debería habérselo callado, pero no, me dejó absolutamente confusa. ¿Debía hablar con él y contarle que sabía lo que había pasado o era mejor hacer como si nada? No me veía capaz de cumplir la segunda opción, pues se me notaba en la cara cuando me pasaba algo y aunque eso no fuese "malo" era incomodo... Decidí apartar el problema para más tarde e intenté dormir. Al final no me costó tanto, el calor que irradiaba Jay ayudó a mi cuerpo a relajarse.

La luz exterior entró de golpe iluminando la habitación y con ello, el rostro del chico que tenía aferrado a mí. Pasé un dedo bajo sus ojos, acariciando las ojeras que al parecer empezaban a desaparecer y me pregunté si eso eran las consecuencias del trabajo o si, por el contrario, lo estaba pasando tan mal como yo al estar tan distanciados... Una sonrisa me devolvió a la realidad y por un momento creí que se me caería la baba. La sonrisa más bonita la tenía yo y no era la mía. Sus labios se detuvieron sobre la punta de mi nariz y me dieron un beso de lo más inocente y cariñoso.

-Buenos días, peleona. -Dijo con voz grave.

-Buenos días, creído. -Le di un golpecito en la nariz con el dedo índice-. ¿Has dormido bien?

-Mejor que nunca. -Sus brazos me apretujaron con fuerza y me giraron dejándome debajo de él.

-Alguien se ha despertado contento. -Dije al notar un bulto sobre mi parte intima.

-Se pone contento siempre que estás cerca. No lo puede evitar y yo tampoco. -Soltó el muy canalla.

-Eres un salido.

-No es mi culpa...

-¿Y de quien es?

-Tuya.

-¿Perdona? -Solté entre risas.

-Te perdono, pero es la verdad. -Empezó a reir y le pellizqué el costado-. Au, ¿Por qué me has pellizcado?

-Porque te lo mereces. -Fue a responder preparando sus dedos para hacerme costillas y por suerte el teléfono comenzó a vibrar. Odiaba las cosquillas, era rozarme y empezar a gritar. Miró la pantallita, pero ignoró la llamada y volvió a buscarme.

-¿Por dónde íbamos? -Fingió que lo pensaba un momento-. Ah, sí. -Sus dedos volvieron a acariciar mi piel y creí que sus intenciones habían cambiado y que quería otra cosa, pero estaba completamente equivocada.

-No, Jay, para, por favor. -Supliqué a punto de gritar ayuda.

-Esto te pasa por volverme loco. -Siguió con más intensidad, me dolía la mandíbula de tanto reír y se me secó la boca.

-¡Me voy a morir!

-Nadie se muere por unas cosquillas.

-Pues yo seré la primera, me va a dar un paro cardíaco. -Traté de decir con las carcajadas de por medio.-. Para, enserio, Jay, que me va a dar algo.

Quiero BesarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora