Capítulo 37

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Adriana

Quedaba menos de una semana para el baile y empezaba a estar nerviosa hasta yo. No porque me hiciera la mayor de las ilusiones ir a un baile con un vestido deslumbrante. Mis nervios se debían gracias a Tiffany, ella nos los trasmitía. Era la única que no iba a llevar pareja, otra de las cosas que no me importaban, pero iba a ser raro estar rodeada de ellas... Desde el "accidente" de Luca, mamá, estaba bastante rara. Julia y yo creíamos que era a causa del susto, pero apenas hablaba. Además Luca ya estaba bien y era ilógico que siguiera en el plan de abuela preocupada. La dejamos un poco a su aire por si su comportamiento se debía a alguna pelea con Matthew y esperamos pacientemente a que quisiese abrirse con nosotras sobre lo que fuera. Después del hospital, no volví a ver a Jayden y aunque no me importaba, me parecía sumamente extraño que no hubiese pasado por casa para ver que tal seguía el pequeño. Las chicas y yo quedábamos cada tarde para ensayar el discurso que soltaría nuestra amiga. No quería imaginarme como se pondría si no la llegaban a nombrar reina del baile...

Julia me había pedido el favor de pasar por la clínica para recoger el resultado de la resonancia que le habían hecho a su hijo. No me costaba nada ya que iba a pasar por allí a ver a Dean. Cuando llegué aproveché que él estaba terminando con un paciente y subí a la planta de pediatría. Al llegar al mostrador me encontré con el doctor Evans quien al parecer, le daba unas indicaciones a una enfermera bastante joven que debía llevar poco allí. Cuando se percataron de mi presencia, los dos se dirigieron a mí.

-Buenos días. ¿Necesita algo? -Me preguntó la chica muy amablemente. 

-Hola, venía a por los resultados de... 

-Es para mí. -Respondió Evans sin dejarme terminar. Ella nos dedicó una sonrisa y se despidió dejándonos solos-. No sabía que ibas a venir tú. -No sé si lo decía porque no podía entregármelos a mí.

-¿Hay algún problema? Tenía que venir mi hermana, ¿no? -Negó.

-No, está bien. 

-Menos mal porque Julia está algo paranoica ahora mismo y no quiere ni salir a la calle. Le da miedo que le vuelva a pasar algo a Luca...

-No es la única. Hay madres que tratan de meterlos en una burbuja. -Sonrió. 

-Pues no le des ideas. -Le respondí yo con otra sonrisa. Sus ojos se quedaron fijos en mi rostro y tras unos largos segundos volvió a hablar.

-¿Podemos hablar un momento?

-Sí, claro. ¿Sucede algo?

-Ven a mi despacho. -Echó a andar dirección a la habitación y lo seguí-. Siéntate. -No tardé en obedecer. Sacó una carpeta de uno de los cajones del escritorio, los revisó y tras un largo suspiro, se dirigió a mí. -No sé como decirte esto.

-¿Que ocurre? ¿Hay algo mal en los resultados de Luca? -Pregunté preocupada.

-No, no. Está todo en orden. -Me tranquilizó.

-¿Entonces? 

-¿Qué tal la relación con tu madre? -Preguntó tras darle vueltas a algo. 

-Bien. Siempre hemos sido como uña y carne. ¿Por qué?

-¿Crees que tu madre haría lo que fuera por tí? 

-¿Qué madre no lo haría por su hijo? 

-Entiendo... 

-¿Qué pasa? ¿Qué tiene que ver mi madre con lo que quieres decirme? 

-No quiero arruinar vuestra relación, pero debes saber algo. -El corazón me palpitaba cada vez con más fuerza por la incertidumbre. 

Quiero BesarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora