Capítulo 53

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Adriana

Salté y pegué un grito cuando apretó el disparador. Arrugué con fuerza los ojos y recé para que la bala se hubiese desviado. No quería mirar, pero tenía que hacerlo. Tenía que ver si de verdad había sido capaz de matar a su propio hermano. Solté lágrimas sin parar, formando dos grandes cascadas. "Por favor, no" "Por favor..." Seguía sintiendo su mano sobre la mía. Estaba muy nerviosa como para saber si se había desplomado o si por el contrario, seguía de pie, tratando de aguantar. Pero no se movió. Tuve que contar hasta tres reuniendo el valor para mirar hacia él y cuando lo hice, no encontré una respuesta para lo que veía. Jay seguía con los ojos cerrados, no salía sangre de ninguna parte de su cuerpo y no tenía ningún tipo de rasguño.
Volví a respirar relajadamente. Al menos, hasta que una silueta en el suelo, llamó mi atención. Las pupilas se me dilataron al posar la vista en la figura. Tiffany estaba inconsciente. Su cuerpo debió interponerse entre la bala y el cuerpo de Jay. Me agaché para ver si seguía viva, pero el cartucho había traspasado su frente, quitándole la vida casi al instante. No la creía capaz de dar su vida por alguien y sin embargo, lo hizo.

-¿¡Está, está muerta!? -No sé si lo pregunté o lo afirmé. Estaba nerviosa y no podía dejar de mirarla. No podía estarlo...

-Adri, mírame. -Me pidió, Jayden. Mi cabeza no dio señales de querer prestar atención-. Adri, que me mires.

-Ahora estará en un lugar mejor. Deberíais alegraros por ella.

-Eres un perturbado. ¿Cómo has podido? -Es lo que fui capaz de decir.
Me levanté y traté de lanzarme sobre él, pero Jay hizo que retrocediera.

-¿Esto es enserio? -Se descojonó-. Si en el fondo es lo que queríais. Deshaceros de ella.

-No...

-No es mi culpa que haya tratado de salvar a tu novio. ¡Oh, pobre loca! Ha muerto defendiendo al hombre que no la quería. ¿No es muy triste? -Nos miró a los dos como si los locos fuésemos nosotros al no darle la razón-. Yo creo que sí.

Se agachó junto a ella, con una mano le agarró la cara y la observó detenidamente.

-Estabas buena, para que engañarnos. Es una lástima que hayas decidido morir tan pronto porque podríamos haber disfrutado mucho. -La bilis amenazó con subir por mi garganta.

Jay se soltó de mí y dio un paso hacia su hermano. Traté de volver a agarrar su mano y pedir que se estuviese quieto, pero uno de sus zapatos se posó con fuerza sobre la mano de Mike que reposaba en el suelo. Le metió un rodillazo aprovechando que estaba despistado con el dolor que debía estar sintiendo y dejándolo algo indefenso, se abalanzó sobre él. Forcejearon y se tiraron el uno al otro. No podía más. Teníamos que salir de allí vivos, avisar a la policía, hacer algo con Tiff.  La manera en la que había muerto era muy triste, no merecía ese final...

-Adri, vete. -Negué-. ¡Ahora!

No me vi capaz de llegar muy lejos si echaba a correr, y no pensaba dejarlo solo. Sus ojos me suplicaron que le obedeciese por una vez y tuve que hacerlo. Tenía que buscar ayuda, tratar de encontrar algo que nos sacase de allí.
Mike intentó frenarme agarrando uno de mis tobillos. Jay se lo impidió. Corrí todo lo que pude buscando un teléfono por el camino. No sabía si era cierto que allí no llegaba la señal y tenía que probar suerte. No encontré nada dentro del granero. Salí fuera. Nos encontrábamos en mitad de la nada, sin vecinos, sin conexiones. De nuevo entré y a la izquierda, me topé con una mesa de trabajo. No había mucho más que pudiera hacer así que cogí una llave inglesa para defenderme. Volvería donde ellos y acabaría con él. Estaba harta de lo que nos estaba haciendo y tenía que pagar. Por nosotros y por Tiffany. Su muerte no tenía que ser en vano. Debía salvar a Jay, por ella, como agradecimiento y porque no me imaginaba una vida sin él. No permitiría que muriese por mi culpa. Mike me quería a mí y tenía que seguir siendo así. Si quería llevarse a alguien, aquí me tenía, pero antes, lucharía. Entré sigilosa aprovechando que él cuerpo de Jay hacía de muro, tapándole completamente la posibilidad de ver más allá.

Quiero BesarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora