Capítulo 12

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Adriana

Cuando Jayden llegó a casa, le conté que había llamado a mi madre. Me apetecía muchísimo estar con ella y sobre todo, hablar de las cosas que habían estado pasando. A él no le convenció mucho la idea de pasar en casa los días que me quedaban en Santa Mónica. Era mi decisión así que le gustase o no, iba a ir. Lo necesitaba. Además, quería escoger las cosas que me llevaría con tranquilidad. A primera hora cogí el bus para ir al Venice. No podía salir sola y menos a sitios algo alejados por si me daba algún mareo o perdía la conciencia. Hacía mucho que no me pasaba, pero querían prevenir. Era pronto para hacer vida normal, aunque yo me veía estupendamente bien. Bajé en la parada que quedaba justo al frente del centro estudiantil y paré a repararlo. No había pasado mucho tiempo allí sinceramente, ni había hecho amistades, salvo las chicas. Había entrado allí por primera vez con una de la mano y con otras dos más que ese día estuvieron chismorreando sobre las apuestas que nuestros compañeros habían hecho. Esas apuestas tenían relación con Jay y conmigo, aunque no me conocían de nada o eso creía. Seguí caminando hasta llegar al aula de profesores. Quería agradecerles la oportunidad que me estaban dando de estudiar a distancia. Eso pasaba pocas veces y tenía mucha suerte. El director pidió que lo acompañara a su despacho y me informó un poco de todo. Le habían dejado un dosier con temas que podrían salir en los exámenes y eso lo hacía mucho más fácil para mí. Quiso saber que iba a estudiar cuando terminara allí. Hasta ese momento no se me había venido a la cabeza que quería hacer tras las clases. ¿Ir a una universidad? No me lo había planteado. No había algo en concreto que me llamara la atención. Los libros, sí. Pero no veía fácil tirar por ese lado... Tampoco sabía a donde iban a ir Olivia, Sophie y Mia. En ninguna conversación habíamos sacado ese tema, pero claro, yo había estado algunos meses fuera de sus vidas, quizás la decisión la habían tomado hacía poco. Me despedí del director alegremente y me hizo prometerle que aprobaría el curso. Lo hice. No iba a fallarles después de lo que habían hecho por mí. Saqué el móvil cuando salí de allí. No había dejado de vibrar y pude imaginar quien me reclamaba con tanta insistencia.

-¿Dónde estás? -Lo escuché decir nada más descolgar la llamada.

-Acabo de salir de la escuela.

-¿Qué? Como se te ocurre salir sola...

-No pasa nada, Jay, relájate. -Le pedí al oírlo preocupado.

-Podría haberte pasado algo, Adriana.

-Pero no ha pasado. Estoy bien.

-No puedes irte sin decir nada, ¿Cómo se te ocurre?.

-Puedo hacer lo que me dé la gana. -Resoplé.

-Adri...

-No. Para de una vez. Estoy cansada de que todo el mundo me esté controlando.

-Yo no... No pretendía que creyeras eso... Sólo, sólo me da miedo que te pase algo. -Su tono de voz cambió y sus palabras me punzaron el pecho. No tenía culpa de nada. Me frustraba todo y lo pagaba con él que lo único que quería era verme bien.

-Lo siento... -Dije muy flojito-. Esto es... Difícil para mí.

-Lo sé peleona, no te preocupes.

-Es que todo iba tan bien... Creía que viniendo aquí las cosas iban a cambiar, pensaba que podría ser feliz, empezar una nueva vida...

-Pronto lo serás. Te lo prometo, Adriana. No hay nada en el mundo que desee más. Verte feliz es mi mayor sueño ahora mismo y lo voy a conseguir.

-Gracias por aparecer en mi vida. -Dije ruborizándome. No estaba muy acostumbrada a abrir mi corazón a nadie, y menos a él. Lo quería tanto...

Quiero BesarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora