Capítulo 13

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Adriana

Subimos a por algo de comer a la cafetería y nos sentamos al fondo, en la zona del personal sanitario. A esa hora no iba mucha gente así que básicamente, estuvimos solos.

-¿Está buena la ensalada de pollo? -Me preguntó curioso sin apartar la vista de su plato.

-Seguro que mejor que tu pasta. -Se llevó el tenedor a la boca y no dijo nada durante el tiempo que estuvo considerando si eso era realmente lo que parecía.

-No está mal -intentó convencerse y lo miré sin creérmelo-. Vale... Está horrible.

-No hace falta que lo jures. ¿Quieres que compartamos?

-No te preocupes, iré a por otra cosa.

-No, de verdad. Limpia esa salsa, mmm, esa salsa rara del tenedor y come. -No sé como no se había dado cuenta antes de la pinta que tenía eso.

Terminamos la decente ensalada con pollo congelado de hacía por lo menos un siglo, nos bebimos los refrescos y volvimos al gimnasio.

-¿Qué es lo que me tienes que contar? -Preguntó buscándome a su lado.

-Ah sí. Me voy.

-Lo sé.

-Me voy con Jayden a Sacramento en unos días.

-Ya...

-¿Lo sabías? -No respondió-. ¿Eso es lo que me intentabas decir? ¿Por eso decías que no iba a venir más a rehabilitación? -Asintió. ¿Por qué no... -Respondió antes de que terminara de formular una de las tantas preguntas que le había hecho en menos de medio minuto.

-Porque no era yo quien debía decírtelo. Entiéndeme. Casi la cago cuando estuve a punto de contártelo. -Me miró dudoso-. ¿Cuánto tiempo os vais?

-Unos meses. Ya no podrás obligarme a venir a rehabilitación.

-Y eso te alegra mucho ¿No? -Me dedicó media sonrisa.

-Ya no podrás ponerme los calambres. Eso sí que me alegra.

-Voy a hablar con el hospital más cercano que tengas para que te traten un poco más.

-Pero si estoy perfecta. ¿Me vas a fastidiar hasta estando lejos?

-Por supuesto. Voy a ser tu peor pesadilla.

-¿Más?

-Mucho más, graciosilla. -Reímos.

-Te voy a echar de menos. -Le confesé. Le había cogido muchísimo cariño, me había ayudado y comprendido tanto...

-Yo también a ti, Leona.

-¿Por qué me llamas así? ¿Tengo mucho pelo? -Zarandeé la cabeza azotándole con el cabello en la cara. -Lo apartó recogiéndomelo con una mano.

-No. Te he llamado leona porque eres muy valiente. Estos meses has luchado como una más de la manada. -Dejó mi pelo caer sobre un hombro.

-Gracias... Sin el equipo y sin tí eso no hubiera sido tan fácil. Os debo mucho.

-No nos debes nada -sonrió-. Has traído luz a este hospital. Todos te quieren... Te queremos mucho.

-Yo también a ellos... A vosotros.

-¿Me dejas que te mire los puntos? -Asentí. Me senté en una silla y el se arrodilló para quedar frente a ella. Pidió permiso para levantarme la camiseta y cuando lo hizo me rozó el costado haciéndome estremecer por el frío de su mano-. Lo siento...

-No, no pasa nada. -Su mano aparte de fría era suave. Miró con una linternita que llevaba en un bolsillo y se levantó a por unos guantes y una pomada.

Quiero BesarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora