Adriana
Estuve toda la tarde dándole vueltas a la marcha repentina de Jay. Bran no me había convencido mucho y su voz terminó de confirmarme que algo no iba bien. Lo sentí nervioso, como si la situación se le fuese de las manos... ¿Pero qué situación? Las cosas de la clínica eran eso, cosas que no debía llevarse fuera de ahí. Podía entender que empatizara con sus pacientes caninos y con la resta de animales, pero había cosas que no podíamos arreglar por mucho que lo diéramos todo para lograrlo y él debía comprenderlo. No obstante, lo conocía y sabía que él era capaz de todo por ver bien a todo lo que le rodeaba, fuese esta una persona, un animal o una planta. No había nadie en el planeta que tuviera un corazón como el suyo.
Sobre las siete nos despedimos de los dueños del rancho y les agradecimos todo lo que habían hecho por nosotros. Di una última vuelta para hacer lo mismo con los animales, en especial Quely, con quien había hecho muy buenas migas y me subí al coche de Dean. Estos días me había dejado un poco a mi bola y no había mencionado los riesgos que tenía cada una de las cosas que había hecho, pero sabía que no tardaría en hacerlo. Yo ya estaba al cien por cien y no sentía dolores, ni cansancio, pero todos en el hospital preferían tenerme un poquito más controlada. La cicatriz no había vuelto a abrirse y empezaba a cicatrizar bien y aunque la marca no iba a desaparecer, intentaba ignorarla lo máximo posible. A los diez minutos de trayecto me puse a toquetear el móvil. Tenía ganas de hablar con Jay y saber si todo iba bien por la clínica, pero estaba el problema del número. Aún no entendía porque me llamaba de esa forma...
-¿Pasa algo? -Preguntó mi amigo al oírme suspirar.
-Estoy... Cansada. -Esa era la respuesta más acertada porque estaba mentalmente me sentía así.
-¿Es por Jay?
-En parte.
-No deberías comerte tanto la cabeza, Adri. Ha dicho que pronto estaréis juntos y así será. Ya lo verás.
-¿Y sino? -Pregunté dubitativa. Estaba la posibilidad de que eso no ocurriera.
-Sino prescindiremos de él, no te preocupes. -Me sacó una sonrisa.
-Estoy preocupada.
-¿Por qué?
-Por la forma en la que se ha ido...
-Son cosas del trabajo, hay que entenderlo.
-¿Y si no es por eso? -Cada vez tenía más dudas de que la razón fueran sus pacientes.
-Hagamos algo.
-¿Eh?
-¿Tienes la dirección de la clínica?
-Sé el nombre...
-Genial, dámelo. -No entendía para que lo quería, pero se lo di.
-¿Vas a llamar para preguntar por él o algo así?
-No, vamos a hacer algo mejor. -Lo miré sin comprenderlo-. Vamos a hacerle una visita. Le vendrán bien los ánimos de su chica.
No le quité los ojos de encima durante por lo menos diez minutos. Él me pidió que dejara de hacerlo porque lo ponía nervioso y obedecí llevando la vista al GPS. Marcaba la dirección del VCA animal hospitals y no me creí que nos estuviésemos dirigiendo hacia allí hasta que vi el cartel en la entrada que decía "Bienvenido a Sacramento". El sol se iba despidiendo y con él iba desperdigando los últimos rayos, dejando una postal de lo más radiante. Las calles por las que pasamos me dejaron con ganas de conocer más, ese lugar tenía algo, algo especial. Unas letras luminosas me recordaron la razón por la que estaba allí y apreté el brazo de Dean con fuerza, por la emoción. El centro veterinario era una autentica pasada, parecía un hotel de lujo para perros. Aparcamos en el parking destinado para los dueños de las mascotas y mis ansias de ver su rostro al verme, crecieron. Estaba convencida de que le haría ilusión esa sorpresa y corrí hacia dentro tirando de la mano de mi acompañante, emocionada. La puerta se abrió automáticamente y nos encontramos con el mostrador. Me acerqué con una sonrisa inmensa a la chica que estaba tras el ordenador y nos saludó con simpatía al vernos.
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Quiero Besarte
Teen FictionSegundo libro de la bilogía 💋Pídemelo💋 Tras el accidente nada volverá a ser igual... Habrá secretos que saldrán a la luz, mentiras, dolor y traición. ¿Podrán vivir su amor como siempre han querido o algo volverá a interponerse entre ellos?