25. DESBANDE

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Horas después.

Narrado en tercera persona

Noticia de último minuto: Se encuentra muerto al empresario Pietro Rizzo, colaborador activo con obras de caridad, en la mansión Simone. Informa: Diario mañana, Italia.

Muerte por venganza. El presunto cabecilla de "la hermandad", Pietro Rizzo, un importante círculo que maneja las mafias, muere en extrañas condiciones. Fuentes aseguran que contrajo matrimonio por negociaciones de uno de los clanes, pero su esposa se ha dado a la fuga. Se habla de un posible ataque hacia una de los entes más poderosos del poder de Italia.

Golpe entre clanes. El empresario Pietro Rizzo, dueño de los bancos más importantes de toda Italia, presunto miembro de la hermandad, ha fallecido el día de su noche de bodas.

Las afueras de Roma arde en llamas convirtiéndose en tierra de nadie. Miles de soldados de la mafia han atacado la ciudad y cerrado aeropuertos a punta de armas. Se ven hombres tatuados con símbolos de "balanza", ícono de la hermandad, armados por las calles interviniendo hombres, mujeres y niños. La policía no se da a basto para controlar la amenaza. La nación despertó con fuertes mensajes en carteles por todo el vaticano dejando en pánico a una población que empieza a dudar de sus gobernantes.

—¡Calma! ¡Calma, por favor!—dice el general Nicolini, máximo representante de la fuerza armada del país mientras un cúmulo de periodistas atacan.

—General Nicolini ¿Qué tiene que decir al respecto?—gritan.

—General Nicolini ¿Usted cree que efectivamente somos dominados por las mafias?

El rumor que por muchos años se extendió de generación a generación hoy cobra vida. La cara del hombre que representa máximo poder se sofoca mientras sigue siendo apabullado por una prensa shockeada.

—Delincuencia siempre hemos tenido.

—No es simple delincuencia esta amenaza—le refutan—. ¿Estamos siendo amenazados por la mafia?

—No.

—¿Cómo explica los carteles? ¿Las águilas y serpientes muertas que amenecieron hoy en el vaticano? ¿Y el hecho que estamos siendo intimidados por enmascarados?

—Cálmese.

—No, no me calmo—grita el periodista—. Miles de familias están asustadas. Se han cancelado clases, trabajo y cerrado el servicio público—¿Solo tiene su silencio para dar?

—Usted no me está escuchando, yo no tengo por qué darle explicaciones.

—¡General Nicolini! Para el diario hoy ¿Cómo cree que afectará en cuanto al turismo? Se han cancelado vuelos, las calles están cerradas y...

—A ver, pido un poco más de seriedad—alza la voz—. No estamos siendo atacados por ninguna mafia, tampoco hemos liberado las cárceles como se dice por ahi. Estamos investigando los hechos, por lo que le pedimos a la prensa nacional un poco de seriedad por las cosas que informan.

La bulla sigue.

—No voy a dar más declaraciones que entorpezcan nuestro trabajo. Venimos trabajando en contra de la delincuencia. El terrorismo no existe en este país, tampoco las "mafias", como ustedes le llaman. Honor y gloria a nuestra nación, primero Dios ante todo, somos una nación correcta.

—¡General Nicolini!

Gritan cuando el hombre se va siendo resguardado por militares que no dejan de empujar a la prensa. El bullicio en vez de disminuír sube, la candela hace eco en los fogones de la televisión, radio y redes sociales a nivel nacional. El escándalo ha hecho que el presidente decida encerrarse en su palacio, no hay más información verídica que solo lo que se ve en las calles.

—Un trago—dice el general—¡Sirveme un trago ahora!

Se abre el uniforme despejando el área del cuello, bebiendo con la cara roja con más de mil llamadas que no quiere aceptar.

—Señor—uno de sus hombres entra, es su mano derecha, un agente que ha sacado la placa que llevaba con su nombre en el pecho.

—¿Me tienes noticias?

—Encontraron el cadáver de Pietro Rizzo, uno de los líderes de la hermandad, en su noche de bodas.

—Maldita sea—pasa una mano por su frente, en pánico.

—La hermandad se niega a negociar. Amenazó no solo con balear a la población y detener el país, sino divulgar los negocios que tiene la mafia con el gobierno, la iglesia y policía si no encuentran al culpable.

—¡Tenemos un maldito pacto! ¡La gente no puede saber que el país es manejado por la mafia!—da un golpe en la mesa, embravecido—¿Quién fue? ¡Quiero saber qué idiota se atrevió a golpear contra el ente más poderoso de italia!

—Bianca Simone.


Peligrosa Atracción [1] YA EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora