36. EXTRAÑOS

121K 11K 7.8K
                                    


"Y dime, vida ¿Qué se hace cuando el amor grita y no se escucha jamás?"D.S


Bianca

Mi corazón se congela a la par que los ojos me arden. Una punzada grande se aprieta en mi garganta. No me puedo mover, pensar, sentir, tampoco concebir en mi cabeza lo que tengo enfrente.

Él de espaldas, ella lo besa.

Él lo disfruta, ella lo besa.

Él la mira como lo hace conmigo, ella lo besa.

La respiración se me va a la par que una punzada ataca fuertemente mi pecho. Mi cuerpo se queda quieto sin reaccionar cuando los veo. Debería irme, correr, meterle un disparo, pero no puedo. Necesito verlo, cerciorarme por mí misma que esto pasó bajo mi propio juego y que no me afecta, aunque mis ojos se atiborren de lágrimas.

Se da cuenta de mi presencia y su rostro cruza con el mío violentamente. Por primera vez su rostro palidece, pero es aún peor el de ella que no deja sonreirme como si con esto me hubiese ganado una batalla.

«No me importa», me digo. Era solo un juego, una fantasía, un guión sin sentido que acaba ahora.

Respirar me cuesta como la mierda, pero levanto el mentón como si no hubiese pasado nada porque no voy a darles el gusto de verme emitir emoción alguna. Cuando aprendes a fingir para sobrevivir, aprendes también a tragarte la mierda. Ya nada me sorprende, nada me rompe, solo me mantengo en silencio y Adrian no hace nada. Se cierra el pantalón con fuerza para luego volver a sostener sus ojos extraños en mí...

—Sígan—digo con voz neutra—. No quiero interrumpir su asquerosa follada. De todos modos, la basura siempre se junta.

Doy media vuelta con las piernas temblando, soltando una exhalación profunda con lágrimas en el pasillo que me limpio con fuerza. Mis mejillas jamás se sintieron tan calientes como ahora, aún peor cuando siento que me pica todo el cuerpo de ira.

«No voy a llorar. No voy a darles el gusto.», me repito.

—¡Señorita!—Elena corre hacía mí—. Estaba buscándola, su tío está furioso, dejó esperando a todos los invitados y...

—Sí.

Me mira extraño.

—¿Está...bien?

—Perfectamente. Nunca he estado mejor que ahora. Vamos.

Paso por la gran sala y la gente sigue danzando, bebiendo, lanzando porras cada vez que notan mi presencia. Mi tío levanta la mirada sorprendido al verme bajar las escaleras, me pongo el antifaz abrazandolo al bajar las escaleras, siendo extraña esta figura paternal idiota pero es la única que conozco ahora.

—Qué carajos te pasa—sisea.

—Conseguimos la alianza ¿No estás feliz?

Enarca una ceja clavando sus ojos.

—Límpiate la cara—se pone serio—. No me vengas con tonterías ahora que te tienen que percibir fuerte...aunque no lo seas.

Decido no contestar porque no quiero, no porque lo sienta. Pongo el brazo en el suyo mientras me pasea y tengo una sonrisa para los presentes ¿Qué tan duro puede ser fingir felicidad cuando por dentro estás muriendo?

Sonreír cuando solo quieres llorar. Te callas siendo totalmente cándida. Le haces creer a mil idiotas que estás bien porque tienes que estarlo, hablas de cualquier cosa con un nudo en el corazón apretado, siendo totalmente normal cuando en el fondo quieres morir en tu cama.

Peligrosa Atracción [1] YA EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora