8. LA BOCA DEL LOBO

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"Más que sus ojos, su mirada. Miraba como queriendo decir algo y no diciéndolo." M. B

Capitulo no apto para mentes vírgenes. Advierto.



Bianca

Lo último que dice hace que todo en mí se vuelva un caldero.

Sus ojos se oscurecen y el estómago se me revuelve en una inhalación cuando me toma de un empellón contra la pared para luego chuparme el labio inferior con fuerza.

Devora mi boca con una violencia brutal. Se me sale un gemido ahogado en sus labios, tensado por la punta de su lengua contra la mía y, dios, tengo que arreglármelas para respirar por cómo me consume, pero él es un riesgo que me prende todos mis niveles de infierno.

Estoy embarrándome. Embarrándome completamente en este juego sin retorno.

Su sabor es deliciosamente peligroso, aún más la sensación de sentirme cautiva en sus brazos por cómo me acorrala sin lugar a protesta. Dominante, invasivo e hijo de puta. Domina el juego como se le antoja. Sus dedos suben con lentitud por mi entrepierna, tirando el cierre de mi short, abriendo los ojos al descubrir que estoy sin ropa interior mientras suena mi labio cuando me suelta.

—Eres una niña mala—murmura—. No seré bueno.

—No quiero que lo seas.

Jadeo en sus labios.

—No quiero una chiquilla esta noche—sisea, ronco—. Quiero una mujer que aguante todo como yo quiera.

—¿Sin reglas?

—Ni juegos. Ni llantos. Ni quejaderas. Conmigo es todo o nada, Bianca Simone. Y voy a darte duro.

Arranca el top de un tirón y siento las piernas flaquear cuando desliza el short hacia mis pies quedándome totalmente desnuda.

Me mira tenso, excitado y maldiciendo entre dientes algo que me cuesta escuchar. Se queda en silencio mientras me explora con sus ojos, su boca arremete en mi cuello mientras empiezo a tocar su espalda. Es tan tersa, musculosa y limpia que me dan ganas de besarla.

Sí...

Su lengua toca mi piel bajando por la línea vertical hasta llegar a mis senos. Chupa uno de mis pezones estirándolo hacia arriba, soltando sin dejar de mirarme mientras sus dedos se hunden en mi sexo y, mierda, una ola de placer me desborda.

Ahora es más rápido y fuerte.

Con su mano libre aprieta mi trasero a la par que sigue jugueteando con mis pechos.

—Qué rico sabes, niña.

Los muerde dejando una marca que duele. Estamos embriagados el uno al otro. Su boca sube hasta mis labios para enrollarnos como dos malnacidos a la par que se arranca la camisa y gimo cuando su lengua me folla la boca.

Me siento extasiada con su maldito cuerpo. Mis manos tratan de tocarle el pecho lleno de marcas y cicatrices extrañas, entonces se aparta.

—En el sexo yo pongo mis reglas—ordena—. Las manos donde yo las pida.

Por lo que caen hasta el cierre de su pantalón y...dios...el bulto es más grande de lo que había calculado.

—Sh.

Voces se escuchan en el pasillo «Es Lion alzando la voz». Lo miro tensa, parece que le importara un bledo si nos ven cogiendo pero a mí no así que, cuando quiero correr hacia la puerta para cerrarla con llave, tropiezo y me toma de la cintura, ambos cayendo al suelo.

Peligrosa Atracción [1] YA EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora