29. CELOS

160K 10.5K 9K
                                    


"El tiempo te mostrará lo que significas realmente para alguien" D.S


Bianca

El corazón parece salirse de mi pecho cuando veo sus rostros fríos mirándonos. Mis manos se tensan desplegando una especie de brote pegajoso, mil punzadas eléctricas atacan mi garganta haciendo que se me acabe el aire y opto en no bajarles la mirada, pero es complicado cuando te sientes acorralada.

Mi tío y Lion están aquí junto a esa... mujer extraña que le dijo...¿Mi niño?

La miro fijamente y encuentro odio en su mirada. Sus ojos son altivos y poderosos. Su porte es galante y malévolo. Alta, como de unos sesenta años, de ojos cafés pero penetrantes...que asfixian cuando te fichan.

¿Quién es esa extraña que parece querer asesinarme? Un estruendo recorre mi mente con mil preguntas, entonces aflora en mí una suerte de recuerdo borroso. «Podría jurar que he visto su rostro en algún lado», pero no sé si la confundo o es mi cabeza haciéndose ideas.

—Espero tengan una buena explicación ahora.

Mi tío se acerca a mí evaluándome de pies a cabeza. Trato de hablar, pero mi mente se ocupa en el movimiento de Adrian que da pasos firmes contra la mujer que toma del brazo y arrastra hacia otra parte con violencia.

—No mires mucho, puede que no te guste saber las respuestas.—Lion me detiene.

—¡Suéltame, imbécil!—grito, queriendo que Adrián regrese pero parece que el mundo se le ha ido.

Ni siquiera me mira, solo mantiene su punto fijo forzando a la tipa a caminar.

—Regresamos a la mansión ahora mismo. No quiero más escenas ridículas —ordena Leonardo Simone y enseguida soy atacada por tres guardaespaldas que logran meterme en el auto.

El shock me agarrota por completo no por el hecho de ser llevada a la fuerza, sino porque Adrian, aún mirando, no hace nada.

¿Qué demonios está pasando?

Me desespero sintiendo una sensación rara de peligro y reacciono con fuerza queriendo salir de ese asqueroso auto, pero Lion me toma de los pelos frente a los ojos de mi tío obligándome a sentarme tranquila.

Mi alma se inmuta ante las mil y un posibilidades y no voy a pensar en lo peor. No ahora que empiezo a vivir el horror en carne propia y que los ojos me pican de impotencia mientras el auto arranca sin que pueda hacer mucho.

Pasan algunas horas y no hay luces de Adrian. No nos siguió, mucho menos intervino. Mi mente es un manojo de preguntas sin responder y es Lion el que se encarga de torturarme tomándome como si fuese una cualquiera cuando llegamos.

—Ya cierra la boca, puta—insiste el maldito—. Señor...

—Llévala al despacho—responde mi tío con una sonrisa cuando su concubina favorita lo recibe con un beso asqueroso.

Espero alrededor de veinte minutos con las manos tensas «Va a matarme» y cuando por fin llega la mirada que me lanza me destruye. Se toma el tiempo de rodearme con una sonrisa maliciosa y luego se saca el cinturón del pantalón para acariciarlo con las manos.

—¿Qué debería hacer, cara? ¿Cómo se educa a una chica de veintiún años con el hocico rebelde?

Mis recuerdos afloran: una niña sentada en la silla, una correa latigando cerca de ella. Dolor... golpes, sangre. Padre solía castigarme dejando que su hermano me golpeara. Es estúpido, irónico, pero mi cuerpo reacciona a la defensiva como si los recuerdos nunca se hubiesen ido y todavía dolieran.

Peligrosa Atracción [1] YA EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora