14. JUEGO DE FUERZAS

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"Tan solo se necesita una mentira para poner en duda todas las verdades"

Adrian

Mierda, es lo primero que se me viene a la cabeza.

Contemplo el vacío usando la razón, pero el bullicio avasalla mi cabeza y alerta a los guardaespaldas que entran con armas desenfrenadamente.

—Fuera de aquí—ordeno antes que increpen algo—¿Están sordos o qué?

Me quedo solo en la habitación de Bianca con la anciana que no deja de llorar. La otra mucama la consuela al igual que el único guardia que se queda pese a mi orden. Aprieto mi garganta para no sonar ansioso aunque lo esté y luego arremeto contra él para darle un ultimátum.

—Dime dónde está.

No responde.

—Entonces tendré que meterte una bala por el culo ¿Dónde demonios está Bianca?

—El señor... Leonardo nos pidió no hablar. Perdone.

Lo imaginé. Fue ese demente.

La respuesta era obvia y mis dientes chocan aún con más ansiedad. La habitación entra en silencio de nuevo, sigue escuchándose el llanto de la vieja junto a señas que me hace y que no entiendo del todo porque apenas y puede sostenerse.

—Dice que la señorita Simone fue obligada—la otra mucama la traduce—. Su tío se la llevó de los pelos desde hace horas. La arrastró por el pasillo furioso y golpeó a la señora Cyra, ya que ella intentó evitarlo

.

La anciana se desespera, empieza a emitir sonidos con su garganta como si de eso dependiera su vida y toma mi brazo aún llorando.

—Por favor, ayudela—la mucama sigue traduciendo sus señas—. Leonardo Simone se está vengando por lo que pasó con Lion y si no hace nada va a matarla.

Puedo sentir cómo crujen mis dientes cuando los pego con fuerza. Ese tipo está demente. Al final Bianca tenía razón, no estaban lejos sus exageraciones; el viejo buscaría cualquier excusa para desquitarse, todos en esta casa saben que la odia.

Bianca representa la competencia que siempre tuvo con su hermano. Mientras Donato Simone brillaba en la mafia haciendo que todos se arrodillen ante él, el otro siempre terminaba recibiendo las sobras desde que eran críos. Y, aunque la mafia Italiana castigue el homicidio entre familias, debe haberle pasado por su cabeza tratar de eliminarlo en algún momento.

Los rumores al final terminaron ser ciertos. Con su muerte pensó haberse liberado de la sombra de quien lo opacó toda su vida, pero todavía quedaba su sobrina que implicaba un riesgo exasperante. Es viejo, no tiene herederos, quiere tomar posesión del clan y hacer las cosas tal cual manda la ley de los Italianos, pero Bianca es rebelde, altiva, tan confrontativa que nunca lo dejaría gobernar a su antojo. Peor ahora que están llenos de problemas.

—Por favor...—vuelve a insistir la mucama traduciendo las señas de la vieja que ni siquiera miro.

Suspiro lenta y profundamente mientras pienso en lo que haré. No debería estar preocupándome, mucho menos estresandome por algo que es inevitable, pero todo es un nudo de pensamientos contradictorios en mi cabeza.

—Lo estuve llamando, señor—comenta Guido en voz baja cuando salgo de la habitación—. No pude evitarlo.

—¿Dónde está?—concreto.

—Avisé al señor Erick hace un par de horas, pudo hackear algunas cámaras de las zonas aledañas. Dicen que la llevaron a un centro de torturas.

—¿Torturas?

Peligrosa Atracción [1] YA EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora