22. LA GRAN FARSA

149K 11.3K 8.3K
                                    




Se le olvidó el color de tus ojos, a pesar de que dijo que nunca había visto algo tan hermoso. Ya no habla de tí ni de lo mucho que te echa de menos, tampoco recuerda lo que siente besar tus labios..


Bianca

El sin sabor se siente reflejado en el silencio que hay de vuelta a casa. Mi cabeza todavía es un nudo de emociones y, por más que el alcohol se me haya bajado casi del todo, no dejo de recordar lo que hice, lo que dije presa de mi lengua no controlada, además de cómo me siento.

La jodí. Completamente.

Imágenes repetitivas todavía pasan por mi cabeza: el enojo en sus ojos, su actitud de piedra, pero aún peor: la forma en la que se largó dejándome totalmente ida mirándolo.

Exhalo hondo con retorcijones en el estómago por una cruda abrupta y palabras no dichas que se quedaron en el aire. Estuve a punto de ir tras él y pedirle que se quedara ¿Qué carajos me sucedía? ¡Es un maldito demente que trata de matarme! ¿Realmente debería haberme rebajado de tal manera? Ni mil guiones que tendría que seguir hubiesen sido suficientes.

—Hemos llegado ¿Se siente bien, señorita?

—Sí, todo bien—sonrío—. Todo muy bien.

Méndez no me cree, solo asiente bajando la cabeza por respeto.

—Por favor, lo que viste...

—No vi nada, no se preocupe. Y quédese tranquila. Dije a los guardias que salimos todo el día de compras. Solo trate de que no la vean entrar.

—Gracias.

Tengo que no hacer tronar la madera del suelo al subir por la zona de servicio. El cielo se ve casi al alba y veo mi móvil por última vez puesto que mis amigas no han dejado de enviarme mensajes para saber cómo terminó la noche.

"¿Estás bien? Manda foto de su culo."

"Oye, Kristoff pregunta por ti ¿Qué le decimos ahora?"

Y apago el maldito aparato queriendo estar tranquila. Mi cabeza es un enjambre de emociones, juro que no volveré a tomar así; el alcohol es un arma de doble filo que me está pasando factura.

«No debería ser de esta forma. No tenía que ser de esta forma»

Olas de picazón azotan mis ojos cuando abro la puerta de mi habitación queriendo estar a solas, pero la silueta de mi nana junto a la ventana mirándome es como la cúspide para aflorar sentimientos vacíos.

—"No puedo con tu sentido de responsabilidad, Bianca"—choca sus palmas visibles y cuando me acerco a ella se queda pasmada mientras la abrazo.

Me siento terriblemente absurda, desconcertada conmigo misma sabiendo la mujer que realmente soy, llena de dudas que atacan mi mente, por lo que busco estar en silencio en los brazos de alguien.

No es que los guerreros debamos ser de piedra. La piedra se muestra ante el enemigo, pero llegan momentos a solas en los cuales necesitamos soltar y dejarnos caer para saber de qué estamos hechas.

La madrugada se vuelve pesada entre vértigos por el alcohol, mal sueño y sensación de asfixia que me atrapa el pecho. Duermo un par de horas. El sonido de los platos siendo estampados en mi mesa de noche, sumado a que Cyra abre intespectivamente las cortinas, me despierta, y tengo que entrecerrar los ojos para no morir con la luz de la mañana.

—¿Qué...?

—"Come. Últimamente no te alimentas."

El humeante olor a huevos me da retorcijones, por lo que no le doy la mejor cara cuando por fin mi vista la enfoca negándome a comer ya que tengo la cruda hasta arriba, entonces me doy de que esta es una excusa para entrar en mi habitación de nuevo.

Peligrosa Atracción [1] YA EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora