33: INFERNAL

145K 10.7K 9.1K
                                    



"Prendí una llama bajo la lluvia y solo me quedaron tus ojos"- Flor Di Vento


Bianca

Mi nana no está. Son casi las dos de la mañana, llevo minutos esperándola, pero no regresa a su recámara y empieza a preocuparme.

—Me dijo que vaya por usted—dice, la mucama—. No entiendo qué le ha pasado, estaba muy enojada.

—No te preocupes, yo me encargo. Ve a dormir.

Salgo apresurada con ánimos de buscarla, doy vueltas por algunos pasillos hasta que la veo en una actitud defensiva peleando con Adrian en el jardín y la tensión se me sube a la garganta.

—¡Nana!—llamo sin hacer mucho escándalo. Rambo se mantiene en su posición fría, pero es ella quien me preocupa. Luce desaliñada con la cara pálida y los labios morados—. ¡Feliz cumpleaños! ¿Estás bien?

—"No. No estoy bien"—La veo pálida, nerviosa, con los ojos llorosos—"Me estoy sintiendo mal. Acompañame a mi habitación...por favor."

Adrian ni si inmuta, la ve como si fuese nadie y, aunque su mirada me incita a que vaya a su recámara para pasar el resto de la noche, no puedo. Mi nana casi colapsa, por lo que la llevo a su habitación y me quedo a su lado.

—"Dime que siempre estarás conmigo, que me crees, que sabes que para mí tú eres lo más importante de mi vida."

—Te adoro, Cyra ¿Por qué dices eso?

—"Todo lo que hago es por tí, mi niña. Nunca lo dudes."

La calmo, me pide intensamente que no me vaya «tal vez porque vio que Adrian y yo cogíamos en la cocina» y así lo hago para hacer que se sienta mejor el resto de la madrugada. El sueño me vence y la mañana llega como cualquier otro día, con la única excepción que Cyra me levanta al alba para hacer sus quehaceres.

Desde que la conozco es una mujer activa. A su edad sigue haciendo las cosas del servicio. Me da los buenos días insistiendo que vaya a trabajar de la mano de mi tío en la villa. No soporto cuando quiere meterlo en la cabeza a la fuerza, pero entiendo su apego emocional con los Simone porque son lo único que conoce, por lo que no discuto su posición para no darle la contra.

«El día luce lindo como para ponerse de mal humor tan temprano», me digo, y no quiero arruinarlo por nada. De camino, mientras manejo el carrito de golf que me lleva a los pastizales, veo sangre chorreada por todas partes. Bajo la velocidad notando riñas entre los soldatis que entrenan de una forma agresiva, con peleas clandestinas a puño vivo, siendo impropio para hombres que necesitamos sanos y fuertes no a la baja.

—¿Qué está pasando?—le pregunto a uno.

—El señor Petrov dio la orden, necesita probar a sus hombres más fuertes, por lo que vamos hacia el área de luchas ahora mismo.

Su solo apellido hace que todas mis terminaciones nerviosas se alteren recordando lo de anoche. Junto mis piernas al sentir una punzada en mi centro y, al levantar el rostro, apenas me mira, pasa sin preocuparse como si fuese cualquier cosa.

Más me ignora, más me gusta el hijo de puta.

Contengo el aire en la garganta lanzándole un insulto y me ocupo que todos lo escuchen. Fingir que nos odiamos es tan excitante como vivirlo de verdad a mi manera, lo rico es cómo lo arreglamos en la cama.

¿Te puedes volver adicta al sexo de esta manera con uno solo?

Paso saliva conteniendo las ganas mientras reingreso el carrito de golf por el camino. Ya pasé la época donde solía juzgarme por querer disfrutar mi sexualidad como quisiera. Cyra no desperdició momento para decirme que era pecado, que iba a quemarme en el infierno y sí, me quemo, pero cada vez que me toca.

Peligrosa Atracción [1] YA EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora