24. IMPULSO PELIGROSO

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"Soy ese absolutamente nadie de quien amo en silencio" D.S


Bianca


Mi muro construído se va derritiendo poco a poco cuando escucho ese nombre, Mi extrañeza es notable al verme reflejada en sus ojos y solo aprieto los dientes tratando de aparentar que no me afecta, aunque en el fondo me desconcierte.

—Las sorpresas salen cuando menos las buscas—afirma—. Aunque...de igual. Tal vez se dio cuenta que no podía cumplir con su cometido y se fue como una rata cobarde.

—Suéltame.—digo, cuando me toca.

—¿Qué? ¿Me temes?

Pesa su respirar cuando se acerca.

—No eres más que una simple mierda a la que voy a destruir con gusto.—dice, antes de retroceder para largarse.

Se va pavoneándose tranquilo mientras mi cabeza es una serie de dudas e ideas tontas. «Solo me está provocando. Intenta hacerme caer en su juego pero debo ser más inteligente» Pero...no sé por qué me molesta.

¿Él...con otra? Pfff, imposible. Aunque pronto una pregunta invade mi cabeza: ¿Cuál sería la razón para irse dejando todo de lado? ¿Una novia? ¿Esposa? ¿Vida doble?

Nunca me contó su vida a profundidad, tampoco afirmó tener algún tipo de "relación" con alguien. «Y si pasa qué bien, no es mi bronca», me digo. Ya me lo tiré, ya lo gocé, ya lo lloré saliéndome de mi propio guión cuando no tenía que hacerlo, ahora habrá que seguir adelante con mis planes.

Esperar mucho de la gente termina matándonos en vida.

Es eso.

Basta.

Déjalo ir.

Detengo mi paso antes de cruzar el umbral de la puerta para ver la ventana con estrellas claras en el cielo. Siento envidia, ellas brillan en la oscura noche siendo libres, iluminan cualquier rostro con sombra y le dan una luz de esperanza; en cambio yo..., estoy muerta en vida. Quizá muerta desde mi propio nacimiento.

Llevo una mano a mi frente sintiendo que el rostro caliente de tantos corajes que he hecho. Una celebración improvisada se forma en la sala con el viejo idiota, mi tío y Lion de colado.

Leonardo Simone está más que de buen humor, por lo que invita a todos los sirvientes y les cuenta que voy a casarme, agarrándome con aplausos en medio del pasillo ¿Y yo? Sigo absorta fingiendo sonrisas.

Mi tío me alcanza tomando mi mano para besarla, diciéndome ante todos que soy como su hija, recordando etapas de mi niñez y adolescencia «Patético». Todos saben la basura que es pero le siguen el juego. Sonríen, se codean, ríen. Y por primera vez rompe la línea de jefe con sus empleados, invitándoles una ronda de vinos para todos, incluyendo los guardaespaldas, pero yo...siento que la cabeza me explota.

Qué más da, pronto será mi velorio. Debería ir al altar de negro.

Ni siquiera miro al decrépito de Pietro Rizzo que no deja de mirarme las piernas. Me retiro a mi recámara sin dar más explicaciones. Siento que la cabeza me explota, si pensaba que las cosas iban a volverse más ligeras hoy se vuelven más difíciles y dormir se ve lejano cuando mi mente no deja de pensar en una sola persona.

La mañana llega siendo más fría de lo usual y las ojeras que tengo dicen cuán dificil fue pasar la noche. Tocan desesperadamente la puerta de mi habitación, abro y es mi nana.

—"Hija..."

Me abraza fuerte.

—"Me tomé una pastilla para dormir, Elena no quiso despertarme anoche. Dime que no es cierto"

Peligrosa Atracción [1] YA EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora