FINAL

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"A veces lo que parece un final es un nuevo comienzo"

💫 Muchas gracias a cada una de las personas que hicieron mis días más bonitos en esta historia. Muchas gracias por su apoyo, comentarios y por hacer realidad muchas cosas que jamás pensé hacer. Lean mis notas finales apenas terminen de leer (muy muy importante), relean el capítulo anterior. Perdón la demora, gracias por su paciencia. Con amor, el final va para ustedes. 🌷


IMPORTANTE: Por favor, lean el capitulo anterior antes de leer el final. Hay un pov de Adrian que olvidé de subir, ya lo actualicé. 




Bianca

Me traicionó, el malnacido de Kristoff lo hizo.

Controlo mi enojo mientras corro por el matorral del descampado donde me encerraron. Me refugio debajo de unos arbustos para respirar, conteniendo el enojo en mi garganta, apretando la herida que me hizo el imbécil del cuidador que me pusieron antes de matarlo con su propia arma.

—Esto es lo único que tengo—digo, revisando la bala que le queda—. Pero si tengo que morir, antes lo hará Emilio Ricardi.

Mi rabia se eleva cuando lo pienso. Me volteó el juego comprando a Kristoff con quién sabe qué y en el fondo debí suponerlo, tenía que haber sido más precavida, puesto que los hombres como él son simples mediocres que le van a quien más le engorda el bolsillo.

Ricardi está jugando todas sus cartas para atacarme y solo cierro mis ojos sintiendo el enorme desprecio que le guardo. Gruño golpeando la tierra que me rodea, retorciendo mi estómago por la cólera, pero si creían que iban a vencerme están equivocados porque una Simone nunca baja la cabeza.

«Necesito calmarme. Las cosas salen mejor si las piensas con detenimiento»

Ahora tratan de hacerme salir de mi escondite lanzando gases tóxicos que infestan el aire, por lo que rompo un pedazo de mi ropa, la mojo en un charco y me lo amarro como mascarilla mientras me muevo gateando.

—¡Por allá!—gritan unos guardaespaldas.

El laberinto de ramas y árboles me sofoca. Corro hacia un lado y no hay salida, regreso hacia otro encontrando caminos bloqueados, por lo que hago un hueco en un pedazo de maleza para cruzar al otro ambiente, sintiendo que el corazón se me sube hasta los oídos hasta que caigo en un lodo con animales muertos ¡Maldita sea!

—Así es como gana Emilio Ricardi el juego—puedo escuchar una voz, miro hacia todos lados pero no hallo la ubicación—. Venciendo a la hija de su enemigo en un laberinto de muerte.

—¡Sal de donde estés, infeliz!—grito, casi rompiéndome la garganta. Apuntando hacia arriba, los costados, en frente sobándome la pierna por el golpe.

—Tendremos una batalla solo si logras encontrarme—se burla—. Pero si no es así, morirás como un perro.

No puedo dejarlo, simplemente no puedo. Escapar con la cabeza abajo nunca será una salida para mí y sé que tengo que enfrentarlo, sacar fuerzas de donde sea. He sacrificado muchas cosas, una vida entera por el malnacido de Ricardi y no me voy a rendir tan fácil.

Inhalo hondo pensando en mis posibilidades mientras el jadeo que emite mi garganta me tensa. Pienso en Adrian tantas veces...«Para esta hora debe estar lejos y libre» que es un pequeño alivio en medio de todo mi infierno.

Aún no puedo controlar mis pensamientos hacia él, tal vez porque todo se me salió de control cuando empecé a quererlo. Mi cuerpo se eriza al traer su nombre, tengo presente la calidez de sus labios, su aliento varonil, la manera en cómo me miraba en aquella carceleta; con ansias de matarme, ahorcarme y a la vez arrancarme los labios con sus dientes.

Peligrosa Atracción [1] YA EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora